El CEP Paita desapareció. Una institución emblemática de la pesquería artesanal del Perú fue destruida y conducida a su virtual extinción. ¿Cómo así y por qué ocurrió esto?
Este documento pretende resumir el marco general histórico de la normativa pesquera, en un esfuerzo por conservar la memoria y ponerla al alcance de todos los interesados.
Estas son notas sueltas tomadas de diversas fuentes y del archivo de la Revista Pesca, que recogen aisladamente información relevante, con el objetivo de contribuir a salvar la memoria del sector.
Los hechos que condujeron a la destrucción de una institución emblemática del sector pesquero peruano, se originaron en una decisión política, tomada por políticos, en un ambiente alejado de la realidad pesquera nacional y propios funcionarios que no están a la altura de las circunstancias.
Para poder empezar a entender lo que pasó y pasa con la pesca y el país, la lectura de las siguientes transcripciones es casi indispensable:
“La aristocracia (del griego aristos, los mejores), designa una forma de gobierno surgida en la antigua Grecia, en la que el poder lo detentan unos pocos, y en la que la justificación del poder estriba en el hecho de que quienes lo detentan se considera los poseedores de la auténtica areté (ser digno de admiración y honor). Coincide también en que son los poseedores de las tierras. Los aristócratas se entenderán a sí mismos como los que encarnaban el ideal del kaloskagathos (hombres bellos y buenos, poseedores de toda la areté) (ilusión “aria”). La decadencia de la aristocracia, según Platón, origina la timocracia, poder de los militares que, a su vez, degenera en oligarquía, en la que una minoría sin escrúpulos oprime al resto de la población. Por lo general esa minoría es la de los ricos y entonces se le denomina plutocracia.
Creemos que toda forma de gobierno degenera en oligarquía y es en ésta donde el engaño llega a su mayor expresión. La rebelión del pueblo contra la oligarquía, supuestamente, genera la democracia (poder de todos) pero, según Platón, puesto que el pueblo no está preparado para gobernar, la democracia degenera en demagogia y origina la tiranía. Lo que nos enseña la historia es que degenera en una nueva oligarquía. Platón argumentaba a favor de la necesidad de una forma de gobierno intermedia entre la democracia y la monarquía basada, a su vez, en la distinción entre dos clases de igualdad que matiza el ideal de la isonomía, que originalmente designaba la igualdad de derechos políticos y entre los ciudadanos legales. Platón, en lugar de hablar de una igualdad formal, propone que cada ciudadano ocupe el lugar que le está destinado en la polis, según sus y su naturaleza, a la vez que busca el equilibrio entre democracia y monarquía. Por supuesto esto no es más que una utopía.
Es un lugar común decir que la democracia griega era casi perfecta y este engaño se ha servido desde entonces a la demagogia de los políticos. Concordamos con Platón en que los pueblos no están preparados para gobernar y si nos preocupamos por ver a fondo el concepto nos damos cuenta de que en Grecia ni siquiera era democracia, era una aristocracia. El gran estadista Pericles, que era, teóricamente, un demócrata auténtico, concedió un pequeño estipendio a los jurados de los tribunales a fin de que tan delicada función no fuera un monopolio de los ricos y con esto introdujo la corrupción en una incipiente democracia que tuvo desde su inicio dificultades de aplicación a causa del desequilibrio económico entre las clases. Su mejor arma política fueron las obras públicas. además, gobernó casi cuarenta años seguidos con más poderes que cuantos le reconocía la Constitución. ¡Y ésta fue la “época de oro” de la “democracia” griega!
La verdadera democracia, en cualquiera de sus versiones, será siempre una utopía porque en principio no es viable su aplicación, ya lo dijo Platón, con el agravante de que nació corrupta y muchas de sus leyes se oponen en varios aspectos a las leyes de la naturaleza.
Los apologistas de la democracia, que son la mayoría de los políticos y estudiosos de las teorías políticas, insisten en que la democracia es, actualmente, el mejor sistema de gobierno. No nos queda muy claro que la sociedad contemporánea está en mejor situación que en cualquier época de los griegos. La inseguridad, la decadencia de los valores éticos, la ignorancia, la búsqueda desenfrenada de la satisfacción de los placeres, etc., afecta a un mismo porcentaje de personas que en cualquier época anterior. Por supuesto que cada quien habla de la feria segun le va en ella.
La democracia contemporánea no es más que demagogia. Siento que la visión que nos presentan quienes la defienden a ultranza, apoyando su posición en una supuesta superioridad sobre la griega, está fundamentada en estadísticas manipuladas”.
Fuente:
La cultura del engaño
Guillermo Agudelo Murguía
“El filósofo argentino Jorge L. García Venturini, en un artículo publicado en 1974, definió a la “kakistocracia” como el gobierno de los peores, de los gobernantes, legisladores y jueces más incapaces y corruptos, así como también el de los dirigentes con las peores ideas y políticas económicas, con turbios antecedentes, con frágil moral y ausente capacidad. La “kakistocracia”, agregaba, es un sistema que busca perpetuarse a sí mismo, con tendencia a nivelar hacia abajo, apartando a los mejores y aplaudiendo a los peores. Sustituye la calidad por la cantidad siguiente la línea del menor esfuerzo. Posteriormente, Michelangelo Bovero, profesor de la cátedra de filosofía política de la Universidad de Turín, en su libro del 2001 Una gramática de la Democracia, amplió la definición de “kakistocracia” a la combinación de la tiranía, la oligarquía y la demagogia, dando el peor de los gobiernos, plutocrático-demagógico-autoritario. Aclaraba que su basamento principal era la idiotización mediática de grandes masas electorales (y dígame si, a esta altura, no se le dibujó algunos de nuestros célebres gobernantes).
Este fenómeno puede ser observado en varias partes del mundo a lo largo de la historia, en representantes autoritarios poco aptos para la función pública que seducen a la mayorías votantes acríticas e incondicionales. En general, manifiestan algunas de las siguientes características: deshonestidad, improvisación, voluntarismo, que prometen sin cumplir, que no quieren perder privilegios ni pagar costos electorales, que se ocupan de sus intereses particulares, que alientan las regulaciones, los monopolios y la burocracia porque son una fuente de ingresos potenciados por la corrupción y la impunidad, que se ausentan frente a las responsabilidades y que trabajan con desgano, que no intervienen ni proponen.
¡Pero atención! ¡No confundir! No hablamos de demagogia (ya identificado por Aristóteles como la forma “impura” de la democracia). Es importante comprender que, aun cuando se trate de un gobierno Demagógico, para ser Kakistocrático, este además debe estar formado por los peores. La peor parte de la sociedad. Aquellos menos capacitados para gobernar en todo sentido. Ese sustrato es el elemento principal. Es como ingresar a un curso, preguntar "¿quién es el peor alumno?", y, al que levanta la mano, sin más, ponerlo de profesor.
Si consideramos que el nivel de representantes es un emergente de nuestro voto, sin duda, la falla es nuestra. Tal vez no le damos toda la importancia necesaria por no tener el nivel de educación adecuado, por ser ingeniosos y confiados, por no querer escuchar la verdad, porque votamos por la imagen, la simpatía, al que tiene dinero, amigos en el poder, al que posee un “apellido”, al manipulable o al más flexible. También hemos vendido el voto al que nos regala cosas o puestos. Sin embargo, sospecho que la razón principal es que tenemos pereza o desinterés de investigar y conocer los valores del candidato.
A veces, cuesta creer que nuestros gobernantes sean quienes son. Nuestra clase política, esa casta de indisimulable ignorancia e inmoralidad flagrante, no parece habitar en nuestros espacios habituales de vida. Meditelo un instante, estimado lector. Yo no conozco gente de semejante calaña en mi trabajo, en mi club, entre toda la órbita de mis conocidos. Y usted seguramente tampoco. A veces, pienso “habiendo tanta gente capaz en mi país, ¿cómo puede ser que ni una de esas personas esté en la política? ¿Qué extraño designio los expulsados, o no es capaz de atraer ni a uno solo de ellos a la función de gobierno?” Simplemente, hemos cambiado nuestra forma de gobierno, sin siquiera darnos cuenta: hemos instaurado una “Kakistocracia”.
fuente
https://asociacionlibertaria.org/1070-2/
Hoy no existe una denominación oficial Centro de Entrenamiento Pesquero de Paita. FONDEPES lo absorbió.
El Centro de Entrenamiento Pesquero Paita ha sido un histórico referente en la pesca artesanal peruana en la medida que muchos pescadores han sido formados en esta entidad y guardan especial afecto por la misma.
El Centro de Entrenamiento Pesquero Paita ha sido un referente histórico en la pesca artesanal peruana. En el siguiente link se puede acceder a un documento que contiene una breve reseña de lo que fue el Centro de Entrenamiento Pesquero Paita y la forma como fue fusionado en un acto que condujo a su extinción progresiva.
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