La gestión pesquera

Se espera que, antes de entrar en propuestas promocionales de la pesquería se realice un estudio que permita determinar cuáles serían las especies objetivo, cuál el volumen de su biomasa, cuáles serían los períodos de vedas reproductivas, cuál sería el efecto ecosistémico de su explotación, para llegar a determinar una tasa anual de captura por especie. De esta información se deriva la capacidad de bodega que debería tener una flota con intención de incursionar en la actividad extractiva, la cuota anual de extracción, las cuotas individuales a asignar y los períodos de pesca. Solo entonces podríamos pretender introducir mayor esfuerzo pesquero sobre el ecosistema marino de Humboldt.

25 de octubre de 2016

La promoción del consumo de pescado

¿Podemos promocionar un mayor consumo de pescado en el Perú sin disponer de información apropiada para hacerlo?

¿Cual es la actual capacidad de extracción que posee la flota artesanal y en general la pesca artesanal? ¿Sabemos cuantos lenguados, chitas, meros, corvinas, etc. pueden ser extraídos con la capacidad de realizar esfuerzo pesquero actual?

¿Sabemos cuál es el estado de salud de esas biomasas comerciales que son las más buscadas por el mercado? ¿Sabemos cuántas toneladas se pueden extraer científicamente sin afectar su capacidad de reproducción y por consiguiente su sostenibilidad? 

Si no sabemos eso ¿es sensato y apropiado promocionar el mayor consumo de pescado y a la propia actividad extractiva?
"Conocer es la clave para preocuparse, y con la preocupación hay esperanza de que la gente se sienta motivada a emprender acciones positivas. Puede que no se preocupen aun sabiendo, pero no pueden preocuparse si no son conscientes.
Un 97% de la Tierra es océano. Sin azul, no hay verde. Si creen que el océanos no es tan importante, imagínense la Tierra sin él. Nos viene a la mente Marte. Sin océano, no hay sistema de soporte vital. Ahí es donde se encuentran todos los activos. Y los hemos consumido mucho más rápido de lo que los sistemas naturales pueden reabastecerlos. Con cada gota de agua que bebemos, cada vez que respiramos, estamos conectados con el mar, con independencia del lugar de la Tierra en el que vivamos.
Gran parte del oxígeno de la atmósfera es generado por la vida en el mar. Con el tiempo, la mayoría del carbono orgánico del planeta ha sido absorbido y almacenado allí, sobre todo por microbios. El océano gestiona el clima, estabiliza la temperatura y modela la química terrestre. El agua del mar forma nubes que regresan a la tierra y al mar en forma de lluvia, aguanieve y nieve. Y el océano alberga alrededor de un 97% de la vida en el mundo, y tal vez en el universo. Sin agua no hay vida. Sin azul, no hay verde. Sin embargo, los humanos tenemos la idea de que la Tierra – toda la Tierra -, los océanos y los cielos son tan vastos, tan resistentes, que no importa qué hagamos. Puede que eso fuera cierto hace 10,000 años, y tal vez incluso hace mil. Pero en los últimos cien años, y especialmente en los últimos cincuenta, hemos diezmado los activos – es decir, el aire, el agua, la fauna y la flora - que hacen posible nuestra vida.
Las nuevas tecnologías están ayudándonos a comprender la naturaleza, la naturaleza de lo que está ocurriendo, mostrándonos nuestro impacto en la Tierra. En primer lugar, debemos saber que tenemos un problema. Y, por suerte, en nuestros días, hemos aprendido más sobre dicho problema que en toda la historia anterior. Con el conocimiento llega el cuidado; con el cuidado llega la esperanza de que podamos hallar un lugar duradero para nosotros dentro de los sistemas naturales que nos sustentan.
Pero primero tenemos que conocer.
Estamos arrojando cientos de millones de toneladas de plástico y basuras al mar, millones de toneladas de redes y aparejos de pesca desechados que siguen matando. Estamos obstruyendo el océano, envenenando el sistema circulatorio del planeta. Y estamos capturando cientos de millones de toneladas de fauna y flora, todas ellas unidades basadas en el carbono. Estamos matando tiburones para preparar sopa de aleta.
Las cadenas alimentarias condicionan la química planetaria y gestionan el ciclo del carbono, del nitrógeno, del oxígeno y del agua, nuestro sistema de sustento vital. Por increíble que parezca, todavía matamos atunes de aleta azul, una especie en peligro de extinción y mucho más valiosa viva que muerta.
Todos estos son elementos de nuestro sistema de sustento vital. Matamos utilizando palangres con anzuelos cebados cada pocos metros y que pueden extenderse a lo largo de ochenta kilómetros o más. Los pequeños industriales de arrastre o dragado remueven el fondo como excavadoras y se llevan todo cuanto se interpone en su camino. Utilizando Google Earth, pueden ver buques de arrastre en China, el mar del Norte y el Golfo de Mexico, agitando los cimientos de nuestro sistema de sustento vital y dejando rastros de muerte a su paso.
La próxima vez que coman sushi, sashimi, bistec de pez espada, cóctel de gambas o cualquier criatura del océano que les guste, piensen en el coste real. Por cada libra que llega al mercado, más de diez – incluso cien – pueden ser desechadas como pesca incidental. Esta es la consecuencia de ignorar que existen límites a lo que podemos extraer del océano.
Todavía queda tiempo para revertir la situación, pero no demasiado. No obstante, seguir como hasta ahora significa que dentro de cincuenta años no quedarán arrecifes de coral, ni tampoco pesca comercial, ya que los peces habrán desaparecido. Imaginen un océano sin peces. Imaginen lo que eso significa para nuestro sistema de sustento vital"


De “UN MUNDO AZUL” por Sylvia Earle

Marcos Kisner Bueno

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