La gestión pesquera
Se espera que, antes de entrar en propuestas promocionales de la pesquería se realice un estudio que permita determinar cuáles serían las especies objetivo, cuál el volumen de su biomasa, cuáles serían los períodos de vedas reproductivas, cuál sería el efecto ecosistémico de su explotación, para llegar a determinar una tasa anual de captura por especie. De esta información se deriva la capacidad de bodega que debería tener una flota con intención de incursionar en la actividad extractiva, la cuota anual de extracción, las cuotas individuales a asignar y los períodos de pesca. Solo entonces podríamos pretender introducir mayor esfuerzo pesquero sobre el ecosistema marino de Humboldt.
12 de octubre de 2017
PERÚ TIENE 100 MIL PERSONAS MÁS QUE PADECEN HAMBRE
Según el informe “Panorama de la
seguridad alimentaria y nutricional en América Latina y el Caribe 2017”,
publicado por la FAO, el número total de personas que sufre hambre en el Perú
alcanzó los 2,5 millones en promedio para el periodo 2014-2016, lo que supone
un incremento de 100 mil personas con respecto a la medición anterior
(2013-2015).
Respecto a la malnutrición, la
prevalencia del sobrepeso en menores de cinco años se encuentra muy cercana al
promedio regional, alcanzando el 7,2%; mientras que la desnutrición crónica,
aunque con reducciones importantes en los últimos cinco años, todavía afecta a
cerca de 400 mil niños y niñas menores de cinco años (13,1%).
Fuente
EL PAPEL DEL ESTADO EN LA PESCA
El Estado no está
interviniendo nada más que dando el marco regulatorio dirigido a cumplir metas
de control biológico y de protección.
Las medidas comúnmente aplicadas son: las vedas, las cuotas, limitaciones
al tamaño mínimo, control de artes y sistemas de pesca, etc. El objetivo de este ordenamiento es la
preservación de las especies más explotadas, restringiendo la presión sobre su
biomasa en etapas críticas.
La regulación pesquera vigente no
considera aspectos de inclusión social ni de alimentación nacional.
Aparentemente la tesis peruana es
que la seguridad alimentaria no necesita (y por tanto no existe) una política
pesquera, pues el mercado se hace o debería hacerse cargo de ella.
En ese orden de cosas, la
exportación es más atractiva por los beneficios tributarios que se derivan de
ella para los exportadores. El mercado
interno carece de similares estímulos. Por tanto es posible hablar de subsidios
a la exportación pesquera en perjuicio de la atención al mercado interno.
Si bien es cierto que la
selección de mercados es una decisión empresarial, también es cierto que el
Estado no debería ser ajeno al tema, ya que la alimentación popular es una
obligación de la cual no puede evadirse. Por consiguiente, es necesario que
intervenga a través de programas sociales para contribuir a reducir la
desnutrición y acciones que estimulen el consumo de anchoveta para crear un
mercado que haga atractivo al sector privado ingresar en él.
Es importante tomar en cuenta que
aunque el Perú tiene una participación importante en la explotación de recursos
pesqueros a nivel mundial, esta no aporta los beneficios que merece la
población peruana. El hecho es que, en nuestro país, una parte considerable de
la población continúa con bajos niveles de consumo y de acceso a los alimentos,
con la consecuente persistencia de niveles de desnutrición.
Marcos Kisner Bueno
Presidente de la Revista Pesca
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