El Margiris había acordado con el Gobierno australiano que pescaría en las costas de la isla de Tasmania, en el sur de Australia, unas 18.000 toneladas de jurel para su consumo en Europa. Incluso había cambiado su bandera y su nombre, al de Abel Tasman, para facilitar esta autorización.
Sin embargo, como sucedió en Senegal, quienes viven de los recursos marinos, los pescadores artesanales, la gente que trabaja en la costa y el público en general decidieron echarle un pulso a este monstruo pesquero, y lo han ganado. La presión de todo un país para proteger SUS recursos y sus costas, frente a la esquilmación pesquera proveniente de Europa ha sido tan fuerte, que el Gobierno australiano ha tenido que pensárselo dos veces y revocar la autorización al Magiris, y directamente echarlo de sus aguas. El mensaje ha sido claro: el Margiris aquí no esquilma.
La historia de este barco es un ejemplo de la mala gestión de la pesca en Europa. La empresa dueña del Margiris, que cuenta con grandes subvenciones de la UE, tiene varios barcos similares y tras el declive de los stocks pesqueros en Europa, no se lo han pensado dos veces, han movido sus barcos a pescar a África, al Pacífico, y ¿por qué no? a Australia.
La sobreexplotación de los océanos es un problema global. Al igual que los barcos, que pescan en aguas distintas a su país de bandera dejando su impacto en comunidades que pueden parecernos lejanas, la conciencia sobre la necesidad urgente de una pesca sostenible debe traspasar fronteras.
Senegal y Australia han tomado una decisión valiente, han dicho “NO a los superarrastreros” y “SÍ a acabar con la sobrepesca”. Y este mensaje se ha oído más allá de sus aguas.
Muchos gobiernos y, entre ellos el español, deberían tomar ejemplo y dejar de enviar grandes barcos cerqueros y arrastreros a todos los océanos donde pescan de forma insostenible para que nosotros comamos pescado, pero de esa misma manera se lo quitan a gente de África, de latinoamérica y de otros confines del mundo ¿te parece justo?
La solución: pesca sostenible, que en España y en Europa hay mucha y apenas la conocemos. La solución para el Margiris, su desguace. ¡¡¡Ya es hora de que los monstruos marinos desaparezcan!!!
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