La gestión pesquera
Se espera que, antes de entrar en propuestas promocionales de la pesquería se realice un estudio que permita determinar cuáles serían las especies objetivo, cuál el volumen de su biomasa, cuáles serían los períodos de vedas reproductivas, cuál sería el efecto ecosistémico de su explotación, para llegar a determinar una tasa anual de captura por especie. De esta información se deriva la capacidad de bodega que debería tener una flota con intención de incursionar en la actividad extractiva, la cuota anual de extracción, las cuotas individuales a asignar y los períodos de pesca. Solo entonces podríamos pretender introducir mayor esfuerzo pesquero sobre el ecosistema marino de Humboldt.
29 de diciembre de 2016
La pesca y los impuestos
La contribución del sector pesquero con el Estado se
reduce al impuesto a la renta de tercera categoría y al pago de derechos de
pesca. El IGV se devuelve al empresario
en el caso de exportaciones. La comercialización de pescado en estado fresco
está exonerada del IGV. La estructuración del canon pesquero, se hace sobre la
incorporación del 50% de los derechos de pesca recaudados y del 50% del
impuesto a la renta de tercera categoría del sector. El otro 50% de los
derechos de pesca permanece a disposición de Produce.
“Derechos de pesca” es un término empleado para
expresar que por la extracción de determinadas especies se paga una tasa, es
decir una suma de dinero, por tonelada métrica extraída. En el caso de la anchoveta, el principal
recurso pesquero, la norma vigente introduce como factor de pago de derecho de
pesca de anchoveta el 0.25% del valor FOB de la harina de pescado computable
sobre el precio promedio mensual según información oficial que emita Aduanas.
El aceite de pescado derivado de la producción, queda libre de pago de derechos
en esta ecuación, asumiendo que la producción de harina absorbe la
contribución. Otros recursos pesqueros
como la pota, la merluza, el jurel y la caballa son también sujetos de
“derechos de pesca”. Tienen tasas de pago diferenciadas y solamente si son
capturados por embarcaciones industriales o de bandera extranjera. La
extracción realizada por la pesquería artesanal no es sujeto de pago de
derechos de pesca.
La distribución de los recursos del canon a los
gobiernos locales y regionales necesita ser revisada porque es no es la mejor.
Existen gobiernos locales que reciben menos de 30 soles.
La proporción entre lo que factura la industria como
exportaciones y lo que le paga a la Nación, como propietaria del recurso
pesquero a través del impuesto a la renta y los derechos de pesca, necesita ser
revisada. El Estado debe redefinir las tasas para hacerlas más justas y evaluar
la conveniencia de que todos quienes realizan esfuerzo pesquero contribuyan con
el país. El subsidio a la exportación de algunos productos pesqueros vía
“drawback” debería ser evaluado también a fin de que la exportación no
signifique una competencia desleal a la venta al mercado interno.
El sector artesanal demanda apoyo del Estado y
construcción de infraestructura. La industria tiene necesidades como mayor
investigación y transferencia tecnológica. ¿Con qué recursos económicos podría
atenderse esta demanda?. ¿Con qué recursos cuenta el Estado para mitigar los
impactos ambientales que causan la flota y la industria pesquera, así como para
inversiones en infraestructura del sector?
El sector pesquero debe contribuir con el Estado en
forma justa y proporcional a la renta que genera y a las demandas de inversión
que necesita que el Estado efectúe.
La participación de la Nación en la renta pesquera es
un tema diferente al de su participación en el PBI. Ambos aspectos tienen que
ser analizados en sus propios contextos.
La
revista Pesca es un medio de información alternativo referido a temas del mar y
de la pesquería. Difunde información obtenida de muchas fuentes, ideas y opiniones
que tienen por objeto exponer: la necesidad de hacer sostenible la extracción
de los recursos marinos; la urgencia de actuar en beneficio de la seguridad
alimentaria nacional; y el cuidado del ambiente.
Los invito cordialmente a leer la edición de la Revista
Pesca correspondiente a ENERO 2017 y a compartirla dentro de sus círculos y
redes sociales.
27 de noviembre de 2016
Porque se debe conocer el mar y la pesquería
Según la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar
(ENDES) 2014, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INEI) a nivel
nacional, la desnutrición crónica afectó al 14,6% de niñas y niños menores de
cinco años. Se presenta principalmente
en zonas rurales (21.9%) y en menor proporción en lugares urbanos (5.8%).
La
anemia, a nivel nacional, afecta al 46.8% de niñas y niños menores de tres años
de edad. Se presenta con mayor frecuencia en áreas rurales (57.5%), a comparación
con la zona urbana (42.3%).
A pesar de su inmensa riqueza marina, este porcentaje
de niños sufren de desnutrición crónica, consecuencia en gran medida de la
escasa disponibilidad de alimentos nutritivos. Por ello, entre otras razones,
somos un país obligado a conocer el mar y sus recursos, para priorizar acciones
orientadas a atender las necesidades primarias de alimentación y nutrición de
nuestra población. O para exigirlas.
Mientras esto no se resuelva, no podremos crecer con
equidad y con inclusión. El modelo nos lleva a considerar que el producto
pesquero es más rentable cuando se exporta. La necesidad de otros países es una
fórmula mágica que lo transforma todo en oro.
Nos jactamos, groseramente, del éxito económico que significan los
volúmenes de proteína exportados tanto en forma de harina de pescado como de
productos hidrobiológicos congelados y en conservas, mientras niños peruanos
padecen hambre. Lo censurable es que la exportación se subsidia y se incentiva,
mientras que la venta de pescado al mercado nacional no tiene ningún beneficio
ni apoyo estatal. No se compite con equidad por ambos mercados.
La actual contribución de la pesca a través de
derechos de pesca e impuesto a la renta de tercera categoría es insuficiente e
inequitativa. No es inclusiva ni redistributiva. Los índices de distribución
del canon pesquero son errados: distribuyen escasos recursos en forma
ineficiente. La exportación de nuestros recursos pesqueros no beneficia sino a
una pequeña porción de la población.
No se puede proteger lo que no se conoce, por eso hay
que conocer el mar y la pesca. No se puede distribuir lo que no ha sido
cobrado, por eso hay que cobrar derechos de pesca justos. No se debe explotar
recursos naturales sin compensar adecuadamente a la sociedad. No debe existir
desnutrición en un país con tanta abundancia de proteína proveniente de
recursos pesqueros. Por eso debe someterse a debate la necesidad de una mejor
participación de la Nación en la bonanza de la pesquería del Perú, cuyo
paradigma dominante es el de una pesquería mono específica que desembarca los
volúmenes más grandes de recursos pesqueros del planeta, sin generar beneficios
adecuados para la sociedad peruana.
Utilizar los recursos pesqueros para la alimentación
nacional en forma prioritaria, debería ser un objetivo nacional fundamental en
la elaboración de una Política de Estado para la pesquería peruana.
La pesquería no es solamente un tema de exportación,
ni de sus empresarios o trabajadores, ni de los pescadores. Debe ser,
fundamentalmente, una actividad que focaliza su atención en el ciudadano, que
es el consumidor final. Debemos procurar que este sea, prioritariamente
nacional y no extranjero.
“El derecho a
pescar debería basarse en criterios ambientales y sociales”
La
revista Pesca es un medio de información alternativo referido a temas del mar y
de la pesquería. Difunde información obtenida de muchas fuentes, ideas y opiniones
que tienen por objeto exponer la necesidad de hacer sostenible la extracción de
los recursos marinos; la urgencia de actuar en beneficio de la seguridad
alimentaria nacional; y el cuidado del ambiente.
Los invito cordialmente a leer la edición de la Revista
Pesca correspondiente a DICIEMBRE 2016 y a compartirla dentro de sus círculos y
redes sociales.
http://issuu.com/revistapesca/docs/revista_pesca_diciembre_2016/1
13 de noviembre de 2016
Pesca, la revista
La revista Pesca es un medio de información alternativo
referido a temas del mar y de la pesquería. Difunde información, ideas y corrientes de opinión que tienen por objeto
crear conciencia de la necesidad de hacer sostenible la extracción de los
recursos marinos, de seguridad alimentaria y
del cuidado del medio ambiente. Pero sobre todo, contribuir con
información para que el lector empiece a formarse una opinión propia sobre la
problemática pesquera.
Tratamos de comunicar información objetiva, técnica y política que
nos permita contribuir al engrandecimiento del conocimiento mar y de sus
recursos por parte de la ciudadanía, la misma que tiene la obligación de
conocer para poder defender el buen uso de sus recursos naturales y de sus
ecosistemas marinos, fluviales y lacustres.
En 2016 cumplimos 56 años al servicio de la información
pesquera.
A partir del 6 de marzo del 2010, la revista suspendió su publicación en formato
impreso y se empieza a publicar en formato digital (PDF) en una página web.
A través de Facebook, en un grupo denominado “Pesca y Mar”
se cuelgan noticias que se evalúa tienen
trascendente interés para sus miembros y lectores de la Revista.
Las ediciones en formato PDF pueden bajarse gratuitamente en
el portal:
27 de octubre de 2016
La Constitución y los recursos pesqueros
Eventualmente se hacen públicas algunas denuncias o se
difunden noticias relacionadas con la pesca; pero en términos generales, una
vez pasado el impacto mediático, se olvida el asunto y no pasa nada que genere
un cambio. Este tipo de información coyuntural no surte efecto práctico y real
de cambio para mejorar las cosas, simplemente crea impactos temporales que son
rápidamente olvidados.
La ciudadanía peruana no pesquera, no tiene
posibilidad de incrementar su conocimiento e información sobre la pesquería, en
gran parte debido a la ausencia de información; pero también por desinterés ya
que no tiene motivación para preocuparse por el mar y la pesca.
Las autoridades políticas tampoco evidencian
conocimiento suficiente sobre esta materia como para asumir su administración
en forma eficaz. Por otro lado cambian demasiado frecuentemente y los planes de
trabajo duran poco, se descontinúan y/o se inventan nuevos sin respetar los
existentes.
El manejo político de la gestión pesquera es
sensacionalista y cortoplacista, busca figurar en la foto mientras dure el
mandato, el cual es generalmente más corto que el gobierno mismo. Basta con
echar una mirada a la cantidad de ministros y viceministros designados en los
últimos 10 años, para darse cuenta del daño que le hace al sector la excesiva
rotación de funcionarios. Porque cada cambio genera movimientos adicionales de
personal en la estructura. Entre 2006 y 2016 se ha tenido 11 Ministros de la
Producción y 9 viceministros de Pesquería (un promedio de uno por año).
El insuficiente conocimiento sectorial sumado a la
velocidad con que rotan, limita la capacidad de confección de planes de largo
plazo; pero además convierte al funcionario en fácil presa de lobistas y
operadores políticos que tienen agendas particulares, o de parte, orientadas a
satisfacer intereses de sus empleadores. A menor conocimiento e inexistencia de
políticas de largo plazo, mayor capacidad de influencia del lobista.
Lo que sabemos es que el aspecto más elogiado por la
prensa y alabado por los agentes económicos es la exportación. Nos han
inculcado la idea de que somos buenos porque exportamos y/o pretendemos
exportar mucho más. Si eso es lo mejor para el futuro alimentario del país, es
discutible. Si la participación del Estado en la renta generada por la pesca y
sus exportaciones es la justa, también es discutible.
Deberíamos tener presente que la Constitución
establece en su Artículo 66°, que los
recursos naturales, renovables y no renovables, son patrimonio de la
Nación. El Estado es soberano en su
aprovechamiento. Por ley orgánica se fijan las condiciones de su utilización y
de su otorgamiento a particulares. La
concesión otorga a su titular un derecho real, sujeto a dicha norma
legal.
Por tanto los pescadores artesanales, los empresarios
y los trabajadores de la industria no son los propietarios de los recursos
pesqueros, sino la Nación. Es obligación del Estado regular las condiciones de
las concesiones que otorga, priorizando el interés nacional y no los intereses
de parte. El bien común de las mayorías peruanas necesitadas de proteína que
puede provenir de la pesca, se antepone a las necesidades e intereses de los
administrados.
Aparentemente la inadecuada comprensión del mandato
constitucional ha generado la errónea percepción de que existen propietarios de
los recursos pesqueros, o que unos tienen más derechos que otros a su
explotación. La verdad es que no es así. El único propietario es la Nación, o
sea todos los ciudadanos peruanos. Nadie tiene más o menos derechos que otro.
Es el Estado quien establece las reglas para su manejo y debe hacerlo
ajustándose al mandato constitucional en la forma más eficiente y eficaz
posible.
Marcos Kisner Bueno
La
revista Pesca es un medio de información alternativo referido a temas del mar y
de la pesquería. Difunde información obtenida de muchas fuentes, ideas y opiniones
que tienen por objeto exponer: la necesidad de hacer sostenible la extracción
de los recursos marinos; la urgencia de actuar en beneficio de la seguridad
alimentaria nacional; y el cuidado del ambiente.
Los invito cordialmente a leer la edición de la Revista
Pesca correspondiente a NOVIEMBRE 2016 y a compartirla dentro de sus círculos y
redes sociales.
https://www.yumpu.com/es/document/view/56178611/revista-pesca-noviembre-2016
25 de octubre de 2016
La promoción del consumo de pescado
¿Podemos promocionar un mayor consumo de pescado en el Perú sin disponer de información apropiada para hacerlo?
¿Cual es la actual capacidad de extracción que posee la flota artesanal y en general la pesca artesanal? ¿Sabemos cuantos lenguados, chitas, meros, corvinas, etc. pueden ser extraídos con la capacidad de realizar esfuerzo pesquero actual?
¿Sabemos cuál es el estado de salud de esas biomasas comerciales que son las más buscadas por el mercado? ¿Sabemos cuántas toneladas se pueden extraer científicamente sin afectar su capacidad de reproducción y por consiguiente su sostenibilidad?
Si no sabemos eso ¿es sensato y apropiado promocionar el mayor consumo de pescado y a la propia actividad extractiva?
"Conocer es la clave para preocuparse, y con la preocupación hay esperanza de que la gente se sienta motivada a emprender acciones positivas. Puede que no se preocupen aun sabiendo, pero no pueden preocuparse si no son conscientes.
Un 97% de la Tierra es océano. Sin azul, no hay verde. Si creen que el océanos no es tan importante, imagínense la Tierra sin él. Nos viene a la mente Marte. Sin océano, no hay sistema de soporte vital. Ahí es donde se encuentran todos los activos. Y los hemos consumido mucho más rápido de lo que los sistemas naturales pueden reabastecerlos. Con cada gota de agua que bebemos, cada vez que respiramos, estamos conectados con el mar, con independencia del lugar de la Tierra en el que vivamos.
Gran parte del oxígeno de la atmósfera es generado por la vida en el mar. Con el tiempo, la mayoría del carbono orgánico del planeta ha sido absorbido y almacenado allí, sobre todo por microbios. El océano gestiona el clima, estabiliza la temperatura y modela la química terrestre. El agua del mar forma nubes que regresan a la tierra y al mar en forma de lluvia, aguanieve y nieve. Y el océano alberga alrededor de un 97% de la vida en el mundo, y tal vez en el universo. Sin agua no hay vida. Sin azul, no hay verde. Sin embargo, los humanos tenemos la idea de que la Tierra – toda la Tierra -, los océanos y los cielos son tan vastos, tan resistentes, que no importa qué hagamos. Puede que eso fuera cierto hace 10,000 años, y tal vez incluso hace mil. Pero en los últimos cien años, y especialmente en los últimos cincuenta, hemos diezmado los activos – es decir, el aire, el agua, la fauna y la flora - que hacen posible nuestra vida.
Las nuevas tecnologías están ayudándonos a comprender la naturaleza, la naturaleza de lo que está ocurriendo, mostrándonos nuestro impacto en la Tierra. En primer lugar, debemos saber que tenemos un problema. Y, por suerte, en nuestros días, hemos aprendido más sobre dicho problema que en toda la historia anterior. Con el conocimiento llega el cuidado; con el cuidado llega la esperanza de que podamos hallar un lugar duradero para nosotros dentro de los sistemas naturales que nos sustentan.
Pero primero tenemos que conocer.
Estamos arrojando cientos de millones de toneladas de plástico y basuras al mar, millones de toneladas de redes y aparejos de pesca desechados que siguen matando. Estamos obstruyendo el océano, envenenando el sistema circulatorio del planeta. Y estamos capturando cientos de millones de toneladas de fauna y flora, todas ellas unidades basadas en el carbono. Estamos matando tiburones para preparar sopa de aleta.
Las cadenas alimentarias condicionan la química planetaria y gestionan el ciclo del carbono, del nitrógeno, del oxígeno y del agua, nuestro sistema de sustento vital. Por increíble que parezca, todavía matamos atunes de aleta azul, una especie en peligro de extinción y mucho más valiosa viva que muerta.
Todos estos son elementos de nuestro sistema de sustento vital. Matamos utilizando palangres con anzuelos cebados cada pocos metros y que pueden extenderse a lo largo de ochenta kilómetros o más. Los pequeños industriales de arrastre o dragado remueven el fondo como excavadoras y se llevan todo cuanto se interpone en su camino. Utilizando Google Earth, pueden ver buques de arrastre en China, el mar del Norte y el Golfo de Mexico, agitando los cimientos de nuestro sistema de sustento vital y dejando rastros de muerte a su paso.
La próxima vez que coman sushi, sashimi, bistec de pez espada, cóctel de gambas o cualquier criatura del océano que les guste, piensen en el coste real. Por cada libra que llega al mercado, más de diez – incluso cien – pueden ser desechadas como pesca incidental. Esta es la consecuencia de ignorar que existen límites a lo que podemos extraer del océano.
Todavía queda tiempo para revertir la situación, pero no demasiado. No obstante, seguir como hasta ahora significa que dentro de cincuenta años no quedarán arrecifes de coral, ni tampoco pesca comercial, ya que los peces habrán desaparecido. Imaginen un océano sin peces. Imaginen lo que eso significa para nuestro sistema de sustento vital"
De “UN MUNDO AZUL” por Sylvia Earle
Marcos Kisner Bueno
28 de septiembre de 2016
La problemática pesquera en la nueva gestión: Perú
El sector pesquero es más complicado y tenso en
relación a algunos otros sectores debido a que tiene gran número de
administrados, muchos intereses, y muchos temas por resolver o atender.
Uno de ellos es la pesca artesanal, cuya problemática
resulta compleja y agravada por la gran cantidad de organizaciones con las
cuales se debe dialogar para establecer consensos. En cambio con la pesquería
industrial hay solamente dos grandes gremios principales que representan a la
mayoría de los administrados.
Muchos intereses, mucho dinero en juego, muchas
organizaciones representativas y muchos administrados, todos ellos con
presencia más o menos activa en la defensa de sus intereses empresariales y
gremiales.
El producto final de todas las actividades pesqueras
es consumido, al final de la cadena, por el ciudadano. Pero ocurre que este no
tiene presencia ni participación en la administración del recurso pesquero,
mientras que todos aquellos que sí la tienen, usufructúan un recurso natural renovable
que no es de su propiedad, sino de toda la Nación y sobre el cual priorizan su
exportación. La injusta ironía es que esta no es una invitada al festín donde
se reparte lo que es suyo.
La falta de información adecuada y oportuna, así como
el desinterés del público en general, favorecen la marginación de la sociedad
en la toma de decisiones. Una de las consecuencias es la existencia, por
ejemplo, de un programa estéril como es “A comer pescado”, que se orienta a un
sector de la población que en términos reales no lo necesita. Otra es que se
permite que instituciones como lo fueron el Centro de Entrenamiento Pesquero de
Paita y el Instituto Tecnológico Pesquero, hayan sido inútilmente destruidos
por administraciones anteriores. El primero absurdamente fusionado con el
FONDEPES y el segundo reemplazado por un confuso cóctel de CITES ineficaces que
hasta ahora no llegan a estar a la altura de lo que fue el antiguo Instituto
Tecnológico Pesquero.
Gran parte del problema ha sido generado por la
entrega del manejo sectorial a personas sin las debidas cualidades, ni
preparación para manejar estos temas, sobre los cuales carecían de la adecuada
información, capacidad y experiencia. Serias denuncias efectuadas por
importantes investigaciones no han generado cambios en el sector. El
enfrentamiento de algunas administraciones con la industria siempre han dado a
la autoridad de turno como perdedora, evidenciando que la mejor opción para administrar
el sector es generar consensos y no enfrentamientos.
Sumado a las presiones de los gremios y a la ausencia
y desinterés de la Sociedad Civil y la ciudadanía, el resultado es la caótica
situación en la cual se encuentran los recursos pesqueros y que hoy resulta
difícil enfrentar, más aún ante la inexistencia de una agenda de largo plazo.
En este sentido las declaraciones y acciones
anunciadas del Ministro Giuffra, que se reproducen en esta edición, alientan la
esperanza de que se aborde debidamente la problemática de la pesca en esta
gestión.
La
revista Pesca es un medio de información alternativo referido a temas del mar y
de la pesquería.
Difunde
información obtenida de muchas fuentes, ideas y opiniones que tienen por objeto
exponer: la necesidad de hacer sostenible la extracción de los recursos
marinos; la urgencia de actuar en beneficio de la seguridad alimentaria
nacional; y el cuidado del ambiente. Pero sobre todo, contribuir con
información amplia y variada para que el lector empiece a formarse una opinión
propia sobre la problemática pesquera.
Los invito cordialmente a leer la edición de
la Revista Pesca correspondiente a OCTUBRE 2016 y a compartirla dentro de sus
círculos y redes sociales.
6 de septiembre de 2016
CONSENSOS EN LA PESQUERIA DEL PERU
La gobernabilidad y la gobernanza del sector pesquero requieren de
consensos entre la autoridad de pesquería, la industria pesquera y los
pescadores artesanales. Lo ideal sería que la sociedad civil, el ciudadano
común, también tenga participación y deje de ser un mero observador; pero por
ahora es un gran avance que la normatividad se elabore con la participación del
administrado y el Estado.
En ese sentido la nota que se reproduce muestra un hito importante en el
camino del consenso al compartir la Sociedad Nacional de Pesquería la propuesta
de dos importantes gremios de pescadores y armadores artesanales.
Sería conveniente también el pronunciamiento de la Sociedad Nacional de
Industrias para que se pueda vislumbrar un periodo de avance y mejoría en la
gobernanza del sector.
Se vienen escuchando voces discrepantes de algunas organizaciones de
pescadores artesanales. Sin embargo se espera que las cosas vayan encontrando
rápidamente su equilibrio en beneficio del ciudadano peruano, quien debería ser
finalmente el objetivo final de toda la actividad pesquera.
Marcos Kisner
DESARROLLO DE LA PESCA ARTESANAL
El impulso a la pesca artesanal es un compromiso asumido por la Sociedad Nacional de Pesquería (SNP) pues está claro que actualmente la sostenibilidad en este sector requiere medidas urgentes.
De acuerdo con la SNP, se debe avanzar hacia derechos de uso zonales, de modo que en determinada caleta los pescadores de la misma sean los únicos que puedan realizar capturas. Con un escenario así, ellos serán los más interesados en velar por el respeto de las tallas mínimas y el cumplimiento de las vedas.
Esta opinión la comparten los gurús mundiales de pesquería como Costello, Hilborn y otros investigadores, quienes resaltan que en general las grandes pesquerías están bien manejadas, pero no así las pequeñas pesquerías, y que éstas con la asignación de derechos pueden avanzar de manera significativa hacia una buena gestión.
En la última campaña electoral, los dos gremios nacionales de pesca artesanal FIUPAP y ANEPAP elaboraron un documento titulado Diez Propuestas a los Candidatos para mejorar la Pesca Artesanal, con el objetivo que las nuevas autoridades conozcan y den solución a sus principales temas de preocupación. Destacan iniciativas como el combate a la construcción ilegal de embarcaciones, la determinación de tallas mínimas y vedas para las principales 100 pesquerías, y también la asignación de derechos de uso.
La SNP coincidió en su relevancia y urgencia y las hizo suyas para impulsar su atención. A continuación puede descargar el documento en mención.
Diez propuestas a los candidatos para mejorar la pesca artesanal >> PDF
Fuente
3 de septiembre de 2016
LOS RETOS PRIORITARIOS DEL SECTOR PESCA EN EL PERU
Entre los
retos del sector Pesca en el Perú, destacan tres que por su naturaleza son
importantes.
El primero
es atender la problemática de la pesca artesanal, tema complejo y de muchas
aristas. Se necesita mucha imaginación, experiencia y buena voluntad para
tratar de conseguir un ordenamiento y una regulación apropiadas que satisfagan,
no solo a la autoridad y a los administrados, sino también al ciudadano.
Hablar de
pesca artesanal implica también a la pesca continental, pescadores embarcados y
no embarcados, buzos, mariscadores, pescadores de rivera, etc.
El
Ministerio tiene registradas oficialmente 1,377 Organizaciones Sociales de
Pescadores (OSPAS), lo que implica un serio problema de comunicación entre los
administrados y las autoridades. ¿Quién representa a todas esas OSPAS?
¿Quién
puede ser el interlocutor oficial, válido, representativo y aceptado por todos
los pescadores artesanales del Perú?
Es evidente
que no se puede dialogar con todos los administrados en busca de consensos para
dictar normas. El tiempo que se consume en atender solicitudes de audiencias de
tal cantidad de gremios de pescadores juega en contra del tiempo necesario para
trabajar en acciones concretas.
Debe
agregarse la necesidad de que los Gobiernos Regionales también participen, en
vista de que son competentes en varias funciones referidas a la pesca artesanal
que ya les fueron transferidos en virtud de la Ley de Descentralización.
El problema
es, evidentemente, complicado y el tiempo avanza. Cinco años podrían ser
insuficientes para tratar la problemática artesanal, si es que los propios
administrados no se ponen de acuerdo en designar representantes formalmente
respaldados por todas sus bases con el objeto de definir una agenda a tratar
con las autoridades centrales y regionales. La agenda finalmente debería
aterrizar en un producto principal que se convierta en un instrumento técnico
eficiente y consensuado que ordene toda la pesquería artesanal peruana,
incluida la continental que generalmente se deja de lado.
El segundo,
que tiene relación directa con el primero es mejorar la participación y
actuación del FONDEPES en el tema artesanal, no solo en los temas de
infraestructura pesquera y créditos, sino fundamentalmente en capacitación. El
ex CEP Paita, indebidamente fusionado con esta entidad jugó desde su origen un
rol importante en la pesca artesanal que vino a menos con la fusión, que además
de ignorar su perfil, trayectoria y antecedentes, fue manejado por funcionarios
poco conocedores de la problemática pesquera. Es necesario repotenciar y
recuperar lo que fue el CEP Paita.
El tercero,
y que también tiene relación con los dos anteriores, es devolver al Instituto
Tecnológico Pesquero a su estatus anterior antes de ser, también indebidamente,
convertido en el Instituto Tecnológico de la Producción en una suerte de mezcla
confusa e inoperante con los CITES, muchos de los cuales solo existen en el
papel. La verdad es que no se puede comparar los resultados del híbrido que
significa la actual entidad, con los logros que obtuvo el ITP cuando fue tal y
cumplía los propósitos para los que fue creado.
Es obvio
que la agenda pesquera tiene más puntos; pero estos son vitales porque tienen
relación directa con el abastecimiento de pescado fresco a la mesa popular y de
materia prima para las plantas de CHD.
La
pesquería industrial, de una u otra manera está regulada y debidamente
representada para efectos de dialogar y mejorar lo que deba ser mejorado. No es
tan complicado como el tema de la pesca artesanal.
Esperamos
que el nuevo gobierno tenga la voluntad y la decisión política para dar inicio
al desarrollo de una agenda puntual para la pesca artesanal marítima y
continental del Perú.
Marcos
Kisner
27 de agosto de 2016
El discurso para la pesca en el nuevo Gobierno del Perú
En
pesquería el discurso viene centrado, hasta ahora, en las zonas de pesca y en
dos decretos supremos promulgados por el gobierno anterior. En términos
generales se ha mencionado como metas ante el Congreso de la República, el uso
óptimo de los recursos pesqueros sin afectar al medio ambiente, acciones sobre
tecnología e infraestructura de desembarque artesanal, fortalecimiento del
control y el potenciamiento de la acuicultura y la pesca artesanal. Este
discurso debe formalizarse a través de planes y presupuestos. Mientras no sea
modificado, continúa vigente el Plan Estratégico Sectorial Multianual (PESEM)
formulado en diciembre de 2015 por la administración anterior.
Al
no existir objetivos de largo plazo que trasciendan un período de gobierno,
convertidos en Política de Estado, no hay garantía de continuidad de políticas.
En el país, cada cinco años las administraciones pueden ignorar los planes y
objetivos de sus antecesores y diseñar los propios para el periodo que dura su
mandato.
Si
el actual PESEM se mantuviese, sería porque la nueva administración no tiene
pensado formular uno nuevo. También se puede no diseñar nada nuevo ni respetar
lo existente, sino seguir la inercia de la coyuntura política.
Sin embargo, lo
que el ciudadano espera al inicio de un gobierno, cuando no hay políticas de
Estado ni objetivos de largo plazo, (como es el caso de la pesca peruana), es
que se reformule el PESEM en función a nuevos objetivos estratégicos para el
quinquenio y que estén de acuerdo con la visión del plan del nuevo gobierno. El
problema es ¿Quién pone la agenda cuando no existen objetivos precisos
formulados en el Plan de Gobierno?
La
intención de hacer cosas durante una gestión, requiere del sustento técnico
legal que la soporte y permita elaborar los planes operativos y presupuestos
correspondientes, que conduzcan a productos identificables y medibles como
resultado de la gestión. El tema es que el ordenamiento legal en cuestión de
planeamiento, no parece ser muy respetado, o conocido.
En la edición de Septiembre de la Revista Pesca se analiza la problemática del diseño de planes en la Gestión
Pública.
La
importancia de la pesca en el Perú y la necesidad de que su administración
cuente con planes de largo plazo, manejados por funcionarios conocedores de la
problemática pesquera, no ha sido entendida, aceptada, o asumida por el
Ejecutivo desde hace varios años. La pesca no es un tema importante desde hace
un buen tiempo atrás. Existen opiniones,
sugerencias y recomendaciones técnicas procedentes de varias fuentes con
adecuada experiencia pesquera, que pareciera no son conocidas por quienes tiene
capacidad de decisión en el Gobierno.
La inexperiencia en temas pesqueros,
sobre todo de pesca artesanal, ha sido una debilidad de varias
administraciones.
El
desconocimiento del sector pesquero es compartido por la prensa y por la propia
sociedad. Por tanto ambos resultan indolentes al problema. Existe un vacío de
conocimiento que permite la manipulación de información. El ciudadano común
está expuesto a una u otra corriente de opinión sin mayor posibilidad de
argumentación. Lo único claro en el inconsciente colectivo, es que somos buenos
porque exportamos mucho pescado en forma de harina, conservas o congelado. Por
tanto, lo demás deviene en irrelevante. La problemática pesquera seguirá siendo
tema de pocos, ignorado por los más y en manos de la política de turno.
La
restitución del Ministerio de Pesquería, que es un consenso casi general dentro
del sector, no tendrá eco, al menos por
ahora.
La
pesquería no es exclusivamente un tema de macroeconomía, exportación, harina de
pescado, congelados y conservas. Pero eso requiere de funcionarios con
experiencia, conocimiento del tema e ideas al respecto.
Marcos Kisner Bueno
La
revista Pesca es un medio de información alternativo referido a temas del mar y
de la pesquería.
Difunde
información obtenida de muchas fuentes, ideas y opiniones que tienen por objeto
exponer: la necesidad de hacer sostenible la extracción de los recursos
marinos; la urgencia de actuar en beneficio de la seguridad alimentaria nacional;
y el cuidado del ambiente. Pero sobre todo, contribuir con información amplia y
variada para que el lector empiece a formarse una opinión propia sobre la
problemática pesquera.
Los invito cordialmente a leer la edición de la Revista
Pesca correspondiente a SEPTIEMBRE 2016 y a compartirla dentro de sus círculos
y redes sociales.
26 de julio de 2016
¿Que puede hacer la pesca por las poblaciones vulnerables del Perú?
En
agosto, que empieza a operar el gobierno elegido este año, una ciudadanía
ilusionada espera cambios que mejoren las cosas en cada sector. En Pesca, el
tema resulta más expectante por cuanto el Plan de Gobierno no hace mención
expresa a la pesquería y el nuevo Titular del Pliego no tiene experiencia en el
sector. ¿Qué peso tendrá Industria y qué importancia se dará a la Pesca y
Acuicultura?
Se
debería empezar por evaluar el Plan Estratégico Sectorial Multianual que deja
el gobierno saliente y que constituyó un nuevo formato para alinearlo al Plan
Nacional de Diversificación Productiva. Lo negativamente novedoso de este
PESEM, es que relegó a la pesca y acuicultura a su simple mención y
participación como aportantes del PBI y diluyó el documento en un mar de
conceptos, fórmulas y análisis complicados y alejados del espíritu simple de
los anteriores planes. Para sus autores, la actividad pesquera y acuícola solo
es importante desde la perspectiva de su aporte al producto Bruto Interno.
En
esta edición se publica una nota detallada al respecto.
El
asunto no debe ser subjetivo ni analizado solamente en función a la experiencia
de las nuevas autoridades. El tema es técnico y merece ser técnicamente
evaluado porque el PESEM es, o debería ser, la brújula que marca el rumbo del
sector por cinco años. De allí deriva todo lo demás.
El
sector es tan complejo y necesitado de tantas reformas, que sería iluso pensar
que se podrá hacer grandes cosas o cambios. Bastaría que se den pequeños pasos
en beneficio de una mejor participación del país en los resultados de la
extracción de recursos pesqueros, en beneficio de hacer a la pesca más
inclusiva desde la perspectiva alimentaria, y en avanzar hacia pesquerías
sostenibles y libres de corrupción.
Difícil;
pero imposible si no se cuenta con Directores Generales y de Línea, jefes y
funcionarios de OPDs honestos, comprometidos con el sector y con experiencia y
conocimiento del mismo. Empezar a trabajar al mismo tiempo que se empieza a
aprender no es la mejor receta, sobre la cual los últimos años han dado el
mejor ejemplo.
Se
requiere de acciones concertadas, técnicas y socialmente inclusivas, dejando de
lado la confrontación y el enfrentamiento. La habilidad para mantener el sector
en equilibrio definirá el éxito de los nuevos integrantes del equipo de este
gobierno.
Es
hora de la alimentación nacional y de lo que la pesca peruana puede hacer por
sus poblaciones más vulnerables. Porque el Estado no puede olvidar su deber y
su obligación con las poblaciones más pobres del Perú. Tiene que dejar de
priorizar y debatir temas de una industria que ya está regulada, para
concentrarse en el objetivo final más importante de la pesca, que debe ser la
alimentación nacional. La desnutrición y la anemia infantil son realidades
sobre las cuales los productos pesqueros pueden significar un aporte
importante.
Las
ciudades principales y las poblaciones costeras de una u otra forma acceden al
pescado y satisfacen más que necesidad de proteína, requerimientos gourmets.
Por otro lado, aunque lejos del alcance de todos los bolsillos, eventualmente
aparecen recursos accesibles como el bonito, caballa y jurel que adquieren
pobladores costeros y de algunas principales ciudades del interior.
Pero
¿qué posibilidades tienen las poblaciones dispersas a más de 3,000 metros de
altura, que solo recordamos cuando la televisión las pone en pantalla en época
de friaje? El problema va más allá de programas sociales asistenciales que no
resuelven el problema de fondo. Hay que buscar soluciones sostenibles.
La
Revista Pesca expresa su saludo a las nuevas autoridades y su deseo porque la
nueva administración de pesquería tenga el mejor de los éxitos.
Marcos Kisner Bueno
La
revista Pesca es un medio de información alternativo referido a temas del mar y
de la pesquería.
Difunde
información, ideas y corrientes de
opinión que tienen por objeto crear conciencia de la necesidad de hacer
sostenible la extracción de los recursos marinos, de seguridad alimentaria y del cuidado del medio ambiente. Pero sobre
todo, contribuir con información para que el lector empiece a formarse una
opinión propia sobre la problemática pesquera.
Los invito cordialmente a leer la edición de la Revista
Pesca correspondiente a AGOSTO 2016 y a compartirla dentro de sus círculos y
redes sociales.
27 de junio de 2016
EXPORTACIONES PESQUERAS Y ALIMENTACION NACIONAL
EDITORIAL REVISTA PESCA JULIO 2016
El
constante elogio de las exportaciones peruanas de productos pesqueros como la
harina de pescado y la pota, en los cuales somos los primeros en el mundo, como
se lee constantemente en algunas noticias, obviamente producen un patriótico
sentimiento de orgullo nacional, lo que no deja de ser una visión sesgada e
incompleta. El análisis del impacto que las exportaciones pesqueras producen en
el PBI, es también frecuente de observar; pero no se analiza el impacto de la
pesca en la alimentación y el desarrollo nacional.
La
percepción completa debe provenir de un análisis simple que muestre cuál es el
real beneficio que ha recibido el Estado peruano y cada ciudadano.
No
es suficiente satisfacer nuestro orgullo, ni preocuparnos por el impacto de la
pesca en el PBI solamente.
Tenemos que saber, si además, se está atendiendo la necesidad
nacional de alimentos con alto contenido proteínico y cómo se está
contribuyendo con el desarrollo del país. Debemos conocer la manera con la cual
se está beneficiando el país, a través
de la presentación de cifras precisas que muestren la participación nacional de
la renta que genera ese primer puesto en las exportaciones. Cuánto dinero
ingresa al Tesoro Público proveniente de la actividad pesquera y cómo se le
distribuye e invierte.
La
Nación necesita conocer:
¿Cuál
es la renta de la industria y qué porcentaje de la misma se destina a
satisfacer necesidades de la población?, ¿Cuánto ganamos los peruanos en
términos reales por la explotación de nuestros recursos pesqueros?; ¿En cuánto
y cómo contribuye la pesca a reducir el índice de desnutrición infantil?; ¿Cómo
contribuye la pesca a incrementar la seguridad alimentaria del Perú, en
especial de las poblaciones vulnerables?
La
alimentación nacional debe ser la prioridad, no así la exportación, que si bien
forma parte importante en el contexto del modelo económico, no tendría por qué
competir con ventaja, con la comercialización de productos pesqueros en el país.
Exportar tiene privilegios y ventajas que no
tiene el mercado nacional.
El
procesamiento de la anchoveta para el mercado interno, así como su
comercialización en estado fresco, carecen de normas apropiadas y promocionales
que dificultan que la población nacional, especialmente las poblaciones más
vulnerables, accedan a este recurso.
Mejorar
la competitividad de la cadena productiva de la pesca artesanal, que es la que
proporciona el abastecimiento al mercado nacional, es un reto que requiere de
voluntad y decisión políticas en un marco de innovación, desarrollo tecnológico,
investigación y capacitación integrales y no a través de acciones aisladas.
Marcos Kisner Bueno
La
revista Pesca es un medio de información alternativo referido a temas del mar y
de la pesquería.
Difunde
información, ideas y corrientes de
opinión que tienen por objeto crear conciencia de la necesidad de hacer
sostenible la extracción de los recursos marinos, de seguridad alimentaria
y del cuidado del medio ambiente. Pero
sobre todo, contribuir con información para que el lector empiece a formarse una
opinión propia sobre la problemática pesquera.
Los invito cordialmente a leer la edición de
la Revista Pesca correspondiente a JULIO 2016 y a compartirla dentro de sus
círculos y redes sociales.
10 de junio de 2016
LA PESQUERIA PERUANA DESDE LA PERSPECTIVA DEL MERCADO
El
potencial pesquero que Perú posee por sus posibilidades de extracción del
recurso anchoveta, lo coloca en una
posición privilegiada dentro del contexto mundial. Sin embargo, más allá del
análisis económico se hace necesario una reflexión más profunda que vaya más
allá de la aritmética de la economía global.
El Estado no interviene nada
más que dando el marco regulatorio dirigido a cumplir metas de control
biológico y de protección. Las medidas
comúnmente aplicadas son: las vedas, las cuotas, limitaciones al tamaño mínimo,
control de artes y sistemas de pesca, etc.
El objetivo de este ordenamiento es la preservación de las especies más
explotadas, restringiendo la presión sobre su biomasa en etapas críticas.
Todo el movimiento
exportador genera ganancias, y se realiza dentro de las normas legales
vigentes; pero se hace con un recurso natural que es patrimonio de la Nación y
que debe ser regulado por el Estado para que alcance a todos sus propietarios,
o sea todos los ciudadanos peruanos. Es por eso que existen los impuestos y los
derechos de pesca.
El problema es que
analizando las cifras de los últimos diez años, se aprecia que muy poco
beneficio práctico y real ha sido trasladado a los habitantes del país, por lo
menos en términos de alimentación.
Se subraya lo
siguiente:
Cada armador y pescador
posee como criterio básico y principal el hecho de que no tendrá en cuenta el
resultado de sus decisiones sobre el bienestar de la sociedad;
No tiene en
consideración el rendimiento del resto de los pescadores o armadores, ni el
crecimiento o situación del stock;
El armador o pescador
bajo libre acceso no tiene incentivos para considerar dichas cuestiones, ya que
lo no capturado por él, será capturado por otro.
En consecuencia, cada
armador, cada empresa pesquera, cada pescador, actuarán guiados por la
maximización de su renta individual que le garantiza obtener un ingreso neto
superior al que le correspondería en otras actividades alternativas.
En la medida que la
industria pesquera peruana posee una capacidad de capturas muy superior a la
tasa a la que los ecosistemas pueden reproducirse, significa que los recursos
hidrobiológicos así como el capital no se
están utilizando eficazmente.
De
la misma forma, la globalización ha formalizado la desviación de la mayor parte
de la producción pesquera de los mercados locales y nacionales hacia los
mercados de exportación, lo que crea una triple preocupación:
Cómo
se distribuyen los beneficios;
Como
repercute y qué efectos genera sobre los recursos hidrobiológicos, debido a la
intensa presión sobre los mismos.
Cómo
afecta a la alimentación nacional el desvío de sus recursos alimentarios hacia
el extranjero.
La rápida innovación
tecnológica que permite e incentiva el incremento de las capturas debe obligar
al Estado a limitar y a imponer controles y límites a la pesquería. La
sobreinversión y la sobrecapitalización del sector pesquero no son una
responsabilidad del Estado, sino del empresariado.
Por tanto el éxito económico
de esas inversiones no pueden constituir argumento alguno para ejercer mayor
presión sobre las capturas.
De ahí la necesidad de
regular y controlar el esfuerzo pesquero, dentro del marco de una Política de
Estado que privilegie los intereses de la Nación antes que los extranjeros.
Es necesario llevar a
cabo políticas de gestión adaptadas a los principios de precaución y de interés
nacional.
En este escenario cabe
preguntar si la capacidad de producción de hidrobiológicos del Perú permite
incrementar su oferta exportable, que se verá presionada y favorecida por la
firma de tratados de libre comercio.
Es evidente que en el
caso de harina de pescado producida en base a anchoveta, no habrá posibilidad,
(no debería haberla por lo menos) de incrementar las cuotas de captura, por lo
cual no habría forma de incrementar estas exportaciones.
En el caso de recursos
destinados al Consumo Humano Directo, a menos que se orienten capturas a nuevos
recursos o recursos subexplotados, tampoco habría forma de producir un
incremento de la oferta.
La única forma de
incrementar la oferta exportable, sin afectar al ecosistema marino peruano,
sería con productos provenientes de la acuicultura. Esto nos lleva a la
hipótesis de que el sector pesquero peruano solamente puede ofrecer
posibilidades de grandes inversiones en acuicultura, más no en mayor oferta de
productos terminados para exportación procedentes de la pesca de captura.
Queda vigente la
cuestión de si es éticamente aceptable exportar proteína a terceros países en
circunstancias en las cuales hay una demanda nacional insatisfecha.
El sector pesquero se
inscribe y se inserta en el proceso de la globalización, reflejado por la
liberalización de los intercambios, de las inversiones y las dinámicas de
especialización productiva.
El escondido detrás de esto es la direccionalidad
hacia la alimentación de otras poblaciones, utilizando al máximo recursos
renovables hasta ponerlos en riesgo, mientras nuestra población tiene
insuficiencias y carencias alimentarias.
Toda actividad
comercial que afecte a la seguridad alimentaria cercena el derecho al alimento,
uno de los derechos humanos más básicos.
La vocación exportadora
del sector, coherente con el modelo económico vigente, condena a la población
peruana a disponer de una oferta de recursos hidrobiológicos insuficiente y de
calidad discutible si la comparamos con la calidad del denominado “producto de
exportación”.
Tan selectivo es el
asunto que en las etiquetas se pone el término “calidad de exportación” como
para reafirmar ante el país y el mundo entero, que en el Perú hay una clara
selectividad: lo que se exporta es mejor que lo que se deja para el consumo
interno. Se mantiene un doble estándar
de calidad, cuando la tendencia debiera ser a acuñar la frase Calidad Peruana,
eliminando esa discriminación injusta y ofensiva.
Tan poca atención se
presta al país, que existe un Ministerio de Comercio Exterior, pero no existe
un Ministerio de Comercio Interior. Al sistema le preocupa más satisfacer las
necesidades alimentarias de los países desarrollados que las necesidades de la
propia población. Aparentemente la tesis es que la seguridad alimentaria
peruana no necesita (y
por tanto no existe) una política pesquera, pues el mercado se hace o debería
hacerse cargo de ella.
En ese orden de cosas, la
exportación es más atractiva por los beneficios tributarios que se derivan de
ella para los exportadores. El mercado
interno carece de similares estímulos. Por tanto es posible hablar de subsidios
a la exportación pesquera.
Si bien es cierto que la
selección de mercados es una decisión empresarial, también es cierto que el
Estado no debería ser ajeno al tema, ya que la alimentación popular es una
obligación de la cual no puede evadirse. Por consiguiente, cuando se examinan
las exportaciones pesqueras debe analizarse principalmente el modo en el que
reducen la disponibilidad de pescado para el consumo nacional.
Tanto en forma
indirecta (a través de la reducción de la biomasa de las especies forraje como
la anchoveta para producir harina), como en forma directa.
Es importante tomar en cuenta
que aunque el Perú tiene una participación importante en la explotación de
recursos pesqueros a nivel mundial, esta no aporta los beneficios que merece la
población peruana.
Los objetivos a largo plazo
debieran ser llegar a un total dominio de la tecnología que permita, de manera
costeable, el cultivo de especies acuícolas para el aprovechamiento de las
lagunas, y también las marinas para dejar de ser únicamente cazadores y llegar
a manejar cultivos en escala oceánica.
Es posible entonces que
dispongamos de una oferta exportadora razonable.
Los países desarrollados
consumen la mayor parte de la producción mundial de alimentos, en especial los
hidrobiológicos. Las personas que tienen más dinero para comprar más alimentos
lo utilizan para el pago de productos cada más sofisticados en elaboración,
envasado, y otras exquisiteces. Más allá de la necesidad básica de alimentación
se satisfacen exigencias gastronómicas.
El hecho es que mientras esto
ocurre en los países desarrollados, en el resto del mundo, en nuestro país, al
mismo tiempo, una parte considerable de la población continúa con bajos niveles
de consumo y de acceso a los alimentos, con la consecuente persistencia de
niveles de desnutrición.
Es éticamente imposible negar
esta realidad, menos aún ante una de las características más espeluznantes de
la estructura pesquera nacional: la coexistencia del hambre con la exportación
de nuestros productos alimenticios hidrobiológicos.
La captación de conocimiento y
el desarrollo de habilidades empieza por una buena educación y entrenamiento.
Ello implica una sociedad que prioriza la educación, el desarrollo del
conocimiento.
Ambos elementos requieren como elemento básico una niñez bien
alimentada que pueda asimilar una buena educación. Sin alimentación apropiada, es poco probable
que se pueda asimilar una buena educación. Por tanto, las nuevas generaciones
estarán enfrentando futuros inciertos en desventaja frente a otras sociedades.
La desnutrición crónica es un
indicador que tiene frenado al país y que mientras no se resuelva no permitirá
el crecimiento nacional con equidad y sin exclusión.
En ese contexto, el producto
alimenticio es más rentable cuando se exporta. La necesidad de otros países es
una fórmula mágica que lo transforma todo en oro, una fórmula a recitar como
El modelo vigente se da el
lujo de exportar sus recursos naturales alimentarios mientras posee un índice
de desnutrición del 24% como promedio nacional.
Niños menores de dos años
padecen de desnutrición crónica en el Perú y sufren de anemia por deficiencias
de hierro en su alimentación. Pero nos jactamos del éxito económico que significan
los volúmenes de proteína exportados tanto en forma de harina de pescado como
de productos hidrobiológicos congelados y en conservas.
El 19,5% de los niños menores de cinco años sufren de
desnutrición crónica, consecuencia en gran medida de la escasa disponibilidad
de alimentos nutritivos (Midis, 2012). La meta de la Estrategia Nacional de
Seguridad Alimentaria y Nutricional 2013-2021 es la reducción de la
desnutrición crónica infantil en niños menores de cinco años de edad de 18,1% a
5% entre los años 2012 y 2021 (Comisión Multisectorial de Seguridad
Alimentaria y Nutricional, 2013). Para lograr esta meta, se ha definido que
la seguridad alimentaria tiene cuatro dimensiones de análisis: i) producción de
alimentos, ii) acceso y disponibilidad de alimentos, iii) consumo de alimentos,
iv) oportunidades para el incremento de ingresos.
Los principales problemas de
inseguridad alimentaria que presenta el Perú no se dan por el lado de la
disponibilidad y estabilidad general en el suministro de alimentos, sino más
bien por el lado del acceso, de manera específica por el lado de los niveles de
ingreso, así como por la distribución y oferta adecuada de alimentos
hidrobiológicos por parte de la población.
En este sentido, la
seguridad alimentaria en el Perú está estrechamente vinculada a la distribución
de sus recursos. Es debatible, desde este punto de vista, el modelo que
sostiene y defiende la exportación de dichos recursos.
No es lo mismo exportar
minerales o textiles que recursos naturales alimentarios (renovables solamente
en la medida que se protegen debidamente), poniendo en riesgo la sostenibilidad
de los mismos. Exportar recursos naturales no renovables como los mineros y
recursos renovables como los agrícolas tienen una connotación diferente a la exportación
de recursos pesqueros.
La exportación de
espárragos, alcachofas o mangos, por ejemplo, no es igual que la exportación de
pescado.
La exportación de los
primeros es útil para la economía del país en la medida que su consumo interno
no es trascendente para la aliviar la desnutrición ni para asegurar la ingesta
proteínica de nuestra población.
La exportación de los
recursos hidrobiológicos sí tiene un efecto directo sobre los niveles de
nutrición y alimentación básica de nuestra población en la medida en que, si
bien es cierto son recursos renovables, su renovación está sujeta a serios
riesgos. Uno de ellos es que la extracción de algunas especies perjudique la
capacidad de renovación de las poblaciones que dependen de aquellas para su
propia alimentación.
No parece ser la mejor
opción arriesgar o comprometer nuestros recursos de alimentación en beneficio
de otras poblaciones. Sin dejar de ser solidarios con poblaciones que requieren
de mayor aporte de proteína, la obligación primaria del Estado es asegurar la
alimentación de nuestra población y recién entonces exportar los excedentes.
Vivimos una época
diferente provocada por el cambio climático y la crisis alimentaria. Nuestro
mundo no es el de hace 20 años. Es necesario afrontar estos nuevos escenarios
con criterios diferentes, con nuevas concepciones que vayan más allá del libre
mercado y de la globalización que, en materia alimentaria pareciera favorecer
más a los demás países que al nuestro.
Un mundo nuevo ha
empezado a comer y no hay para todos”, afirmó José María Sumpsi, subdirector
General de la FAO. Y explica que el tema se basa en una “asimetría” entre oferta y demanda: “No se
esperaba que los países emergentes -China, India, Indonesia, Brasil- creciesen
tanto, y se han expandido a un ritmo anual del 10%-12%. Eso ha producido una
explosión de la demanda. No estábamos listos”.
El mercado no puede
resolver el problema. Hay una imposibilidad para acceder a los alimentos por
parte de amplias poblaciones que no pueden pagar los precios actuales. La solución
no puede ser más libre comercio porque más libre comercio implica más hambre y
menor acceso a los alimentos. El empresario privado optará siempre por vender
sus productos con mayor valor agregado al mejor precio y al mejor postor. En
esa lógica de pensamiento siempre encontrará en la exportación un mercado
dispuesto a pagar caro por alimentos o materia prima para producir alimentos
gourmet que satisfagan no necesariamente el
hambre sino exigencias gastronómicas. El ciudadano pobre que solo requiere proteína
barata tenderá a ser excluido de esa lógica de mercado.
Los alimentos serán, en el
corto o mediano plazo, un recurso escaso que podría convertirlos en recursos
estratégicos para negociar no solo mejores precios sino condiciones más
favorables para el desarrollo del país.
La visión debiera ser la de
utilizar nuestra producción de recursos hidrobiológicos prioritariamente para
nosotros mismos, proteger su renovación y crecimiento aplicando enfoques
ecosistémicos, y exportando solamente aquellos que excedan a nuestras
necesidades.
Exportamos harina de pescado
para alimentar peces cultivados en otros países, exportamos congelados a otros
países para alimentar a otras poblaciones, y exportamos conservas a otros
países para alimentar también a otras poblaciones.
Lo que no se puede exportar se
destina al mercado nacional. Además, lo que no satisface los estándares de
calidad de los mercados internacionales, se traslada al mercado nacional. Se
mantiene un doble estándar de calidad menospreciando al consumidor peruano.
La pesca de consumo en estado
fresco, por sus volúmenes y por cuestiones de mercado, se destina a la
población nacional. Si tuviese demanda internacional con toda seguridad se
exportaría.
Marcos Kisner Bueno
Marcos Kisner Bueno
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