No hay nada nuevo debajo del sol. Ni siquiera en la pesqueria. El articulo que transcribo sobre la necesidad de gestionar la pesca, que describe la situacion europea, no es muy diferente que la situacion peruana.El tema de fondo es, mas alla de los aspectos tecnicos que pueden ser muy similares, una cuestion de decision y voluntad politica.
El accionar debidamente para garantizar una reforma estructural del sector pesquero, requiere del diseño de una política de largo plazo, que implica necesariamente hablar de planeamiento estratégico. Pero ello va mas alla del discurso, de la demagogia, y de la buena voluntad. Mientras no haya decision para ejecutar acciones derivadas de un planeamiento seguiremos escuchando noticias buenas y malas aleatoriamente.
El planeamiento tiene que ser ecosistemico ante todo, y alejado de consideraciones de orden comercial y de favoritismo derivadas de los lobbies pesqueros.
El pais aun esta lejos de llegar a soluciones que garanticen el futuro de la pesqueria para las generaciones venideras.
Marcos Kisner
¿Por qué hay que gestionar la pesca?
Patrimonio común
Las poblaciones de peces se desplazan libremente siguiendo el impulso de sus instintos naturales en los espacios abiertos constituidos por los océanos. Los Gobiernos acordaron que las zonas económicas exclusivas se debían ampliar a 200 millas marinas medidas a partir de sus costas. Este acuerdo permitió la explotación de recursos naturales tales como el petróleo y el gas en los yacimientos encontrados. No obstante, dada la naturaleza de los recursos pesqueros, la gestión de los caladeros siempre ha sido una cuestión mucho más difícil de resolver.
Los peces constituyen un recurso natural, biológico, móvil y renovable. Su reproducción no requiere la intervención humana ni implica ningún coste. Sin embargo, su inconveniente reside en el hecho de que las poblaciones se desplazan sin control y, en algunos casos, emigran a grandes distancias. Por otra parte, no es posible apoderarse de un pez si no se ha capturado previamente y, de la misma forma, cada pez capturado deja de estar disponible para el resto de los pescadores, con lo que cada pescador se ve afectado por la actividad de los demás.
Esta dependencia y vulnerabilidad respecto de las actividades de los demás es inevitable. Las poblaciones de peces siguen considerándose un recurso común, que forma parte de un patrimonio común que debe gestionarse colectivamente.Para garantizar una pesca compatible con el medio ambiente hay que tener en cuenta no sólo las cantidades de peces capturados, sino también sus especies y tamaños y, por supuesto, las técnicas de captura utilizadas y las zonas en las que se ejerce la pesca.
Por consiguiente, si queremos trasmitir esta herencia a las generaciones futuras hay que concebir las políticas de forma que regulen el volumen de pesca y los tipos de técnicas y artes de pesca utilizados para la captura de los peces.
El esfuerzo pesquero se define como la capacidad, en toneladas y en potencia de motor, multiplicada por la actividad expresada en días pasados en el mar. Si bien el control del esfuerzo pesquero puede parecer una solución lógica, en la práctica es de difícil aplicación.
La abundancia de las poblaciones varía de año en año en función de factores que aún no se conocen suficientemente. La construcción de nuevos buques con el despliegue tecnológico en el ámbito de la electrónica o de los artes de pesca requiere una considerable inversión de capital. No obstante, una vez construido, un buque puede permanecer activo durante décadas y los inversores desean pescar para reembolsar los créditos contraídos. Al mismo tiempo, la flota debe modernizarse continuamente si se desea que sea competitiva y que se mejoren las condiciones de seguridad e higiene.
Por otra parte, el sector pesquero necesita instalaciones portuarias para los desembarques y el mantenimiento de los buques, lonjas de pescado, instalaciones de descarga y tratamiento de pescado que pueden estar sujetas a condiciones de higiene aún más estrictas. El sector de la captura no puede sobrevivir sin inversiones en estos otros sectores. De la misma forma, cualquier disminución de los desembarques tiene una repercusión directa en los otros sectores de la industria.Todos estos factores explican por qué la reducción del esfuerzo pesquero no puede llevarse a cabo de la noche a la mañana.
La pesca está sujeta, en primer lugar, a la disponibilidad de los recursos. Sin embargo, la existencia de demasiados buques pesqueros acarrea la sobreexplotación y la disminución de las poblaciones. La adaptación de la flota pesquera comunitaria a un tamaño adecuado ha sido y continúa siendo un objetivo fundamental de la política pesquera común.
Las primeras medidas comunitarias relativas a la pesca, de principios de los años setenta, se referían a una organización común del mercado y a la aplicación de una política estructural que contribuyera a la creación de las estructuras apropiadas para la industria pesquera de la Comunidad. Si bien la modernización de todos los aspectos del sector sigue siendo un objetivo importante, la política estructural incluye en la actualidad un objetivo suplementario en relación con las flotas pesqueras. Se ha producido una evolución que va desde el apoyo al desarrollo de la flota hasta la financiación de su reducción. Los progresos en este ámbito se comprueban mediante los programas de orientación plurianuales, que han establecido las condiciones para el desarrollo de la flota desde 1983.
La modernización de las flotas es necesaria para aumentar la seguridad, mejorar las condiciones de higiene a bordo de los buques pesqueros, adaptar los buques a los nuevos caladeros y facilitar la adopción de métodos de pesca selectivos.Importancia de la política estructural en estos sectores
Independientemente de que procedan de las capturas en el mar o de la acuicultura, el pescado y el marisco tienen que ser manipulados, preparados y transformados para su comercialización. La transformación incluye operaciones tan diversas como la congelación, el despiece, el fileteado, el salado, el secado, el ahumado, el cocinado o el enlatado.
Comercialización
La comercialización del pescado requiere unas estructuras especiales, entre las que se cuentan las lonjas, los almacenes frigoríficos y los mercados al por mayor. La Comunidad ha contribuido a financiar el desarrollo de esas estructuras, especialmente para impulsar el grado de cumplimiento de las normas de higiene. Asimismo, se han concedido ayudas para la adquisición de equipos de recogida y transmisión de datos electrónicamente.
Instalaciones portuarias
Las instalaciones portuarias tienen que reformarse con objeto de que las operaciones de desembarque, manipulación y comercialización del pescado se efectúen en las mejores condiciones posibles. Además, los buques precisan una gama de servicios cada vez mayor en los puertos. Para hacer frente a estas necesidades, se requiere un importante volumen de inversiones.
Promoción
La Comunidad ha participado en actividades de promoción con objeto de estimular el consumo de pescados y mariscos que no están sobreexplotados o que el público no conoce bien. Se han emprendido campañas para exponer los beneficios que puede aportar la introducción del pescado en la dieta de países donde este producto no es popular. Desde 1988 hay disponible una ayuda comunitaria para este fin. Además, puede recibirse asistencia tanto para la organización como para la participación en ferias y exhibiciones comerciales, en programas de certificación de la calidad y en estudios de mercado.
Medidas de la industria
De igual forma, pueden concederse ayudas para las medidas que emprendan las organizaciones de pescadores con objeto de promover la calidad de los productos pesqueros o de mejorar la gestión de las cuotas
Repercusiones medioambientales
Pesca
La pesca tiene repercusiones medioambientales inmediatas en las poblaciones comerciales de peces, crustáceos y moluscos capturadas, pero los artes de pesca afectan también a aves, mamíferos marinos, reptiles (tortugas) y organismos que viven en el fondo del mar. Por este motivo, la Comunidad promociona el uso de artes de pesca selectivos, con el fin de proteger a los alevines y a otros animales marinos.
Las medidas que inciden en la abundancia de las poblaciones de peces no sólo repercuten en las especies que se pescan sino también en sus depredadores (los peces que se alimentan de ellas), en las especies que compiten con ellas y en sus presas (las poblaciones de las que las especies que se pescan extraen su alimento).
Estos cambios pueden influir a su vez en la reproducción de las aves y de los mamíferos marinos si el alimento de que disponen sufre una reducción demasiado drástica. Además, el hecho de aumentar la cantidad de alimento disponible para las aves que acompañan a los buques pesqueros puede contribuir a que se incremente el índice de reproducción de dichas aves.
Algunos hábitats son vulnerables a los artes de pesca. Así, por ejemplo, la destrucción de las plantas y animales que viven en el fondo del mar y que constituyen un medio favorable para el desarrollo de numerosos organismos podría tener efectos graves en tales organismos.
Acuicultura
La acuicultura entraña riesgos para el medio ambiente: sus vertidos pueden producir contaminación y los peces de piscifactoría enfermos pueden transmitir enfermedades a los peces silvestres. Al mismo tiempo, la acuicultura sólo puede desarrollarse en un entorno sano; las innovaciones tecnológicas están permitiendo grandes mejoras en este sentido.Integrar consideraciones medioambientales en las decisiones políticas
En 1997, se reunieron en Bergen (Noruega) los Ministros de todos los Estados del Mar del Norte y representantes de la Comunidad para debatir sobre la integración de la pesca y de los problemas medioambientales. En esa reunión, se acordó aplicar al entorno marino un "enfoque de ecosistema" basado en:
* la determinación de los procesos internos y de las influencias exteriores que son fundamentales para que se mantengan la estructura característica, el funcionamiento, la productividad y la diversidad biológica de los ecosistemas; * la necesidad de tener en cuenta la interacción entre las cadenas alimentarias; * la protección del entorno químico, físico y biológico necesario para la buena salud de los ecosistemas.
Este enfoque incorpora el principio de precaución, según el cual deben fomentarse las medidas destinadas a prevenir o corregir las repercusiones de la actividad humana en el medio ambiente aun cuando no existan pruebas científicas de tales repercusiones o dichas pruebas sean incompletas. Ello significa que no se pueden rechazar esas medidas sólo porque quienes las tomen no hayan proporcionado todas las pruebas necesarias.
El papel de la investigación
El primer paso será profundizar nuestro conocimiento de los ecosistemas marinos en su conjunto. Aunque durante años se han recopilado datos sobre las pesquerías comerciales, casi no se dispone de información estadística sobre las especies no comerciales debido al coste y a la complejidad de las operaciones necesarias.
Los datos científicos sobre la situación de los hábitats y sobre los efectos de la pesca en los demás organismos vivos son desiguales, ya que sólo se cuenta con datos recabados para investigaciones científicas concretas.
No obstante, a raíz del compromiso de varios Estados y organizaciones internacionales, entre las cuales se encuentra la Comunidad, de incorporar una dimensión medioambiental a sus políticas respectivas, se están potenciando la investigación y la recopilación de datos.
La investigación desempeñará un papel fundamental en este sector. Numerosos estudios que están llevándose a cabo actualmente en el marco del programa FAIR de la UE, que, entre otras cosas, financia estudios sobre la pesca, la acuicultura y el desarrollo rural, contribuirán a mejorar nuestro conocimiento de los ecosistemas.
La Comisión estima que, a largo plazo, el hecho de incluir consideraciones medioambientales en la política pesquera no sólo será beneficioso para el medio ambiente sino también para el propio sector, dado que los recursos necesitan ecosistemas marinos sanos para prosperar. Las políticas de la UE que tienen por objeto el uso de medidas selectivas de pesca y la reducción del esfuerzo pesquero contribuyen a la mejora de estos ecosistemas.
Pesca responsable
La pesca responsable es un objetivo que nos atañe a todos. Las medidas de conservación de la política pesquera común han sido aprobadas para todos los sectores de actividad de la industria pesquera y es primordial que todos las observen. También los consumidores pueden contribuir a lograr una pesca responsable asegurándose, por ejemplo, de que el pescado que compran cumple las tallas mínimas autorizadas. Pero ¿cómo pueden estar seguros de que el producto que compran no proviene de pescado capturado infringiendo las reglas por las que se rige la pesca de la especie en cuestión? ¿Qué posibilidades hay de crear un sistema que permita a los consumidores elegir entre los productos procedentes de fuentes que practican una pesca sostenible y los demás?
Por el momento, se están elaborando sistemas de certificación para otorgar una identificación específica o una etiqueta al pescado capturado mediante técnicas que no dañen el medio ambiente o producido según métodos acuícolas responsables. Pero es forzoso reconocer que este no es un proceso fácil.
Así, por ejemplo, ¿cómo se define qué es un método de pesca que no daña el medio ambiente?, ¿quién supervisa la actuación del organismo encargado de expedir la etiqueta?, ¿qué permite considerar que una fuente dada de productos de la pesca es sostenible? Si el sistema no funciona de manera justa y no hay un control adecuado del mismo, podría suceder que se penalizara a agentes económicos honestos y que se premiara a los deshonestos. Además, la información suministrada a los consumidores podría malinterpretarse.
Protección de los consumidores
La Comunidad ha establecido normas comunes de salud y protección de los consumidores con respecto a los productos de la pesca. Dentro de la Unión, la responsabilidad de que los transformadores y comerciantes observen estas normas recae en los Estados miembros.
Garantizar la observancia de tales normas en el caso de los productos de la pesca importados es más difícil. La tecnología moderna permite comercializar en la Unión pescado fresco o congelado de diversos continentes.
Aunque la Comunidad está comprometida en el desarrollo del comercio internacional, debe asegurarse de que los productos importados no presenten riesgos para la salud. En estos últimos años, la Comunidad ha asumido la responsabilidad de comprobar que las normas de sanidad y seguridad que se aplican en la Unión también son aplicadas por sus socios comerciales.
En la práctica, esto significa que los inspectores de la Comisión verifican los sistemas de control vigentes en los terceros países para garantizar la inocuidad de los alimentos. Si el sistema de control sanitario y de inspecciones de un país exportador dado se considera adecuado, los productos de la pesca de ese país puede exportarse libremente a la Comunidad, con la salvedad de las inspecciones ocasionales realizadas en la frontera comunitaria por las autoridades competentes de los Estados miembros. Adaptarse a las normas sanitarias y de seguridad de la Comunidad supone un reto importante para muchos países y, por eso, la Comunidad les ofrece asistencia técnica para ayudarles a adecuarse a ellas.
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