La gestión pesquera

Se espera que, antes de entrar en propuestas promocionales de la pesquería se realice un estudio que permita determinar cuáles serían las especies objetivo, cuál el volumen de su biomasa, cuáles serían los períodos de vedas reproductivas, cuál sería el efecto ecosistémico de su explotación, para llegar a determinar una tasa anual de captura por especie. De esta información se deriva la capacidad de bodega que debería tener una flota con intención de incursionar en la actividad extractiva, la cuota anual de extracción, las cuotas individuales a asignar y los períodos de pesca. Solo entonces podríamos pretender introducir mayor esfuerzo pesquero sobre el ecosistema marino de Humboldt.

14 de agosto de 2008

PERU: EL MODELO DE GESTION PESQUERA I

I
LA GESTION


LA ESENCIA DE LA CRISIS

La sobrepesca no constituye el único problema. La degradación del entorno marino, y la interferencia con el ecosistema a través de la consciente o inconsciente utilización de los océanos como receptor de desechos, además de la destrucción del hábitat originadas por malas prácticas de extracción, son factores de creciente incidencia en términos de deterioro de la producción marina.

La industria pesquera atribuye a los recursos marinos, no solo el carácter de renovable, sino además, la cualidad de inagotable. Han elegido aceptar el mito, en obstinada ignorancia de los hechos.
El problema podría ser más profundo. Los modernos sistemas de administración pesquera, no han dado la suficiente importancia a las pautas de comportamiento que caracterizan al pescador según su contexto económico, social y cultural.

Las generalizaciones del problema, que pretenden simplificar una situación extremadamente compleja, tienden a opacarlo. Un ejemplo es el concepto de que la reducción de la flota, o de su capacidad de bodega es una solución. Si bien esto es cierto en parte, el problema presentado de esta manera se ve reducido a una cuestión de números y, por ende, susceptible de solucionar mediante formas sencillas de regulación. El término evade el hecho de la capacidad de captura que la tecnología moderna le confiere o puede conferir a las embarcaciones de hoy. El número de embarcaciones e incluso las formulas que combinan eslora, envergadura y potencia del motor para medir la reducción o incremento del esfuerzo pesquero son bastante relativas.

Este punto también simplifica, relega y/o evade las complejidades ecosistémicas y las asociadas con la dinámica de poblaciones, factores determinantes del tamaño y comportamiento de los stocks.

Al no tener en cuenta los impactos medioambientales y ecosistémicos así como los aspectos institucionales, los sistemas de gestión han buscado soluciones que tratan los síntomas del problema y no sus causas.
Lo que se necesita es un nuevo diagnóstico.

Existen debilidades en el modelo bio-económico que sirve de base a la administración de pesquerías. Primero, la teoría no toma en cuenta la tendencia hacia la inestabilidad que caracteriza al entorno marino; también simplifica en extremo el comportamiento de las diferentes poblaciones de peces e ignora las complejas interacciones entre las distintas especies, a través de su obstinada insistencia en utilizar referencias tomadas basándose en una sola especie. Por último, desconoce el impacto provocado por la compleja dinámica que conjuga la escasez del recurso, el desarrollo tecnológico y el comportamiento humano.

La industria pesquera enfrenta una crisis de administración y no tanto de recursos.
La estructura del mercado y la vocación exportadora, han destronado al pescador artesanal, único proveedor del mercado nacional, de su tradicional presencia y participación.
Los aportes que representa la transmisión de conocimientos de generación en generación, han sido sustituidos por la investigación experimental, las encuestas por muestreo y la programación lineal de los resultados. En términos de política, este enfoque tecnocrático que tiene por finalidad lograr una mayor comprensión del recurso marino, ha reemplazado las estrategias flexibles originalmente empleadas en el contexto de las pesquerías locales, por rígidas normas que abarcan territorios mucho mas extensos.
La intervención de capitales industriales ha irrumpido en territorios tradicionales, transgredido regulaciones básicas y sustituido el concepto de sustentabilidad colectiva por el de explotación competitiva.

La supervivencia de los recursos pesqueros fue afectada por los procesos de penetración de capitales, las inversiones en tecnología y la creación de mercados globales.
La coexistencia armónica entre la pequeña empresa artesanal y la gran operación industrial perduraría solo mientras los recursos marinos mantuvieran cierto nivel de abundancia y los mercados para las respectivas capturas presentaran diferencias marcadas.

Para la mayoría de los pescadores artesanales, uno de los haberes más preciados es su capital intelectual, representado por un conocimiento detallado del caladero y el comportamiento de las poblaciones de peces. Es precisamente este conocimiento específico el que lo ayuda a sobrevivir en la competencia con las embarcaciones más grandes y poseedoras de una mayor tecnología.

Para el pescador artesanal, la diversificación, si bien es una alternativa, no constituye una opción viable. Su supervivencia dependerá de inversiones en tecnología más avanzada, con el objeto de lograr una ventaja a corto plazo en la competencia por el recurso.

El no hacerlo, por no contar con garantías para acceder a financiamiento, también limita sus alternativas en términos de estrategias de supervivencia e implica un aumento de su auto-explotación y márgenes injustos de utilidad; o, por supuesto, su salida del sector.

Una pesquería sostenible solamente será posible cuando el país alcance el adecuado nivel de madurez cívica que le permita entender y aceptar que se requiere colocar el interés nacional por encima de los intereses de parte.
El interés nacional requiere que se desechen los intereses económicos grupales y se privilegie la alimentación de la población nacional por encima de todo. Ello impone una adecuada preservación de los recursos pesqueros, del ecosistema y del medio ambiente, de tal forma que se garanticen alimentos baratos para toda la población del país en forma prioritaria.

La crisis mundial de alimentos y el índice de desnutrición de nuestro país, nos obligan a ser totalmente objetivos a fin de proteger los recursos hidrobiológicos que proporcionan alimentación. Estos recursos, además de representar una oportunidad importante para la alimentación, constituyen una reserva estratégica que en el mediano plazo pueden colocar al Perú en una posición ventajosa en términos de abastecedor mundial de alimentos.

Su adecuada gestión es un imperativo del cual no podemos evadirnos.

En el futuro inmediato se deberá actuar sobre tres líneas fundamentales:

1. La contaminación
Las plantas de procesamiento deberán reducir el vertido de contaminantes al mar a un 0%. Los Límites máximos permisibles actuales son demasiado generosos. De igual forma deberá actuarse sobre los contaminantes atmosféricos.
Las embarcaciones pesqueras de cualquier tonelaje deberán detener el vertido de contaminantes al mar, bien sea en bahía o mar adentro. Incluye residuos oleosos, combustible, basura y aguas sucias.
Los motores deberán ser reemplazados por aquellos con tecnología moderna que reduce la contaminación.

2. La gestión
Deberá imponerse el pago por derechos de extracción a todas las pesquerías que realizan esfuerzo pesquero comercial.
Deberá implementarse un reglamento de ordenamiento pesquero para todos los recursos pesqueros, determinarse cuotas anuales de captura y asignarse cuotas individuales impidiéndose el ingreso de nuevos actores al escenario de la extracción.
Deberá implementarse igualdad de condiciones para la exportación y para la venta al mercado interno de todos los productos hidrobiológicos destinados al consumo humano directo. La decisión de exportar o alimentar a la población nacional deberá ser de la empresa privada pero en igualdad de condiciones e incentivos. Hoy se incentiva y privilegia a la exportación en desmedro de una población local desnutrida.
El Estado debe colocar las ventas de hidrobiológicos a los mercados externo e interno en el mismo nivel. La promoción de estas exportaciones vía drawback y otros beneficios, devienen en una desleal competencia para con el mercado nacional que no tiene estímulos para invertir en el mismo.

3. La educación
Deberá ponerse especial énfasis en la educación e información para las poblaciones costeras y comunidades de pescadores a fin de que estas tomen conciencia de la realidad de la pesquería. De esta forma constituirán un defensa natural de su propio ecosistema y contra la desinformación proveniente de grupos o de medios que por desconocimiento o interés siempre pretenden anteponer intereses de parte sobre el interés colectivo.

CONCEPTOS Y DEFINICIONES RELEVANTES

Las evidencias hacen presumir que el manejo de la extracción pesquera no garantiza la sostenibilidad de un sinnúmero de recursos importantes para la sociedad y para el equilibrio del ecosistema. El impacto sobre los recursos marinos y costeros se hace cada vez más evidente, excediendo así la capacidad de carga de los mismos.
La riqueza infinita del mar peruano no es más que un mito. Este error de percepción promueve un irrefrenable incremento del esfuerzo pesquero y confunde además a la opinión pública haciendo más ardua la labor de regulación.
Los beneficios económicos del sector pesquero marítimo alcanzan a una fracción mínima de la población costera involucrada.
El mar peruano fue muy rico y abundante para la pesca, hoy ya no lo es. Podrá volver a ser abundante si administramos mejor la pesquería.
La capacidad actual para realizar esfuerzo pesquero de extracción del pescador peruano supera los límites de sustentabilidad.
La capacidad de dar empleo digno y sostenido en extracción está inexorablemente ligada al volumen de captura permisible a lo largo del año.

Los volúmenes de recursos pesqueros naturales no aumentan a la par que crece la población vinculada a la extracción. Los recursos pesqueros no aumentan en función a la demanda.
Un ecosistema en equilibrio natural es una realidad que primó desde los orígenes de la evolución de la vida en el planeta hasta el pasado reciente (no más de 80 años atrás) Las más diversas especies existían en abundancia y en equilibrio regidas bajo la regla presa-predador. Las especies se sirven unas de otras como alimento. La demanda del hombre costero por pescado estaba satisfecha y no irrogaba desequilibrio.
Un ecosistema en desequilibrio por actividad pesquera constituye la realidad actual. Está provocado por la mecanización y masificación de la captura de especies marinas y por la deficientemente regulación y la ausencia de difusión de la realidad pesquera. Ello conduce a desórdenes de orden económico y social, al empobrecimiento del mar y a la frustración de los actores de la pesquería.
Un ecosistema en equilibrio con actividad pesquera debe ser el objetivo principal de la Administración Pesquera, que autoriza la extracción racional de una porción de biomasa de cada nivel trófico, privilegiando la cautela de ciertas especies y el sacrificio de otras en beneficio del hombre.
Un subsistema ecológico es el hábitat marino definido geográficamente que alberga determinado número de especies que sostienen entre sí una relación presa-predador y que dependen unas de otras para subsistir. En dicho espacio las especies se alimenta, reproducen y se refugian para sobrevivir.

Antes de introducirse mayor esfuerzo pesquero al sistema, el Imarpe debe proporcionar el conocimiento científico necesario para la formulación de políticas, la toma de decisiones y la elaboración de planes y proyectos, los que deben tener como principal consideración el manejo sostenible de los recursos y la recuperación del medio ambiente marino y costero. Es la única forma de desarrollar un método de gestión que permita armonizar los valores culturales, económicos y ambientales y equilibrar la protección ambiental y el desarrollo económico de las zonas costeras.

La promoción de nuevas pesquerías y/o el aumento del esfuerzo pesquero deben estar fundamentados en una sólida base de conocimiento derivada del trabajo científico y riguroso. El IMARPE es pieza clave como generador primario de información relevante para emprender acciones bien sustentadas en torno al manejo adecuado del mar y de las zonas costeras.
Por lo tanto, antes de entrar en propuestas promocionales de la pesquería el Imarpe debe realizar un estudio que permita determinar cuáles serían las especies objetivo, cuál el volumen de su biomasa, cuales serían los períodos de vedas reproductivas, cual sería el efecto ecosistémico de su explotación, para llegar a determinar una tasa anual de captura por especie.
De esta información se deriva la capacidad de bodega que debería tener una flota con intención de incursionar en la actividad extractiva, la cuota anual de extracción, las cuotas individuales a asignar y los períodos de pesca. Solo entonces podríamos pretender introducir mayor esfuerzo pesquero sobre el ecosistema marino de Humboldt.

En el futuro deberá preverse las fluctuaciones que se originan en la variabilidad natural de los recursos marinos, particularmente cuando el recurso entre en una fase natural de baja abundancia para llevar a cabo una reducción en la intensidad de la actividad que mantenga una adecuada rentabilidad del sector.
A la vez deberá tenerse en cuenta que el marco del modelo económico en aplicación en el país, que estimula la libertad de empresa; así como la necesidad de mejoras tecnológicas en flota y fabricas que se requieren para mantener una industria competitiva, pueden inducir a un crecimiento de la capacidad de pesca. Esta situación se hace compleja cuando se tiene en cuenta las dificultades técnicas existentes para determinar cuál debe ser la capacidad de extracción y procesamiento adecuada y para establecer el marco regulador del acceso que mantenga en situación sostenible, en el largo plazo, a la actividad pesquera.

LA ZONA COSTERA

Las aguas marinas cercanas a la costa, son cada día víctimas de un uso intensivo, sin más opciones que su contaminación, debida principalmente a actividades pesqueras, mineras, industriales y por las redes de desagüe que generan una alta presión ambiental.
Las zonas costeras peruanas son uno de los espacios geográficos del planeta con mayor valor ecológico y económico, gracias a su especial riqueza proveniente de las condiciones oceanográficas existentes.
Por tanto, la principal obligación del Estado es contribuir con la estrategia para la gestión integrada, por la que se promueve la conservación y uso sostenible de los recursos marinos y costeros de modo equitativo. Emprender acciones concretas encaminadas a divulgar y socializar los resultados obtenidos de la investigación es indispensable y urgente.

Es necesario hacer reflexionar a la institucionalidad y a la sociedad en su conjunto sobre la importancia que reviste el tema y, generar actitudes y compromisos que conlleven a acciones concretas para preservar estas áreas.
Es necesario potenciar financieramente al Imarpe y darle una orientación de investigación enfocada al ecosistema para que logre una definición de la vulnerabilidad de los sistemas biogeofísicos y socioeconómicos a la explotación no regulada de sus pesquerías.

El Estado debe propiciar que todos asumamos la responsabilidad de hacer causa común con la defensa de nuestras zonas costeras, para preservar sus bienes y servicios. Así como, convertirse en una invitación a poner nuestros ojos en el medio marino y costero. Este esfuerzo resulta de suma utilidad para las nuevas generaciones, a quienes les corresponde pagar las deudas ambientales que dejamos las generaciones pasadas y presentes.
La falta de políticas integrales, así como la baja asignación de recursos para llevar a cabo investigaciones técnicas y científicas no han permitido avanzar mucho más en el conocimiento básico y por ende la posibilidad de incluir sus resultados en la planificación del sector. Podría decirse que la información con que se cuenta es aun incipiente como para convertir esta en una verdadera herramienta para la toma de decisiones.
El Estado debe sensibilizar al país sobre la importancia vital de la franja litoral y los impactos generados sobre el hombre y su entorno por la industria pesquera, minera y petrolera y las consecuencias que sobre la economía nacional generan estos impactos.

Las zonas costeras constituyen un sistema único de recursos debido a la presencia de ecosistemas valiosos y de gran productividad y biodiversidad, que requiere enfoques especiales de manejo y planificación. Esta base de recursos fundamenta por tanto el bienestar y la viabilidad económica de las generaciones actuales y futuras residentes en esta área.

ESTADO Y TENDENCIAS DEL SECTOR PESQUERO

La pesquería peruana se ha centrado, desarrollado y regulado en los últimos años en función de la industria harinera basada en la anchoveta. Analizada por volúmenes de extracción, la pesquería peruana califica desde entonces como monoespecífica.
La cuota anual de captura de anchoveta se viene determinando en función del sostenimiento de la propia especie sin considerar su contribución al resto de especies en el ecosistema.
La anchoveta constituye el recurso forraje de las diversas especies predadoras y que son principalmente aquellas de mayor interés para el consumo humano. Su extracción intensiva tiene consecuencias desequilibrantes en el ecosistema puesto que disminuye la disponibilidad de alimento para las especies que se sirven de ella.
La extracción de la anchoveta hasta el límite de su sostenibilidad ha afectado seriamente la estructura trófica reduciendo la productividad del sistema hidrobiológico en el mar peruano.
Como consecuencia se producen externalidades negativas en el ámbito social y ambiental cuyo costo lo asume indebidamente la Nación.

El Estado recauda insuficientemente del sector pesquero en general y por tanto no tiene capacidad para cumplir cabalmente su papel de Administrador Pesquero de sus recursos naturales mediante programas de investigación, monitoreo, control y supervisión indispensables para el manejo sostenible de los recursos.
La industria harinera de pescado cuyo objetivo es la reducción de pescado en harina para uso como alimento para animales está hoy tan sobredimensionada que trabaja tan sólo 50 días al año porque no hay anchoveta para más. Es de esperar que el DL 1084 que impone límites máximos de captura por embarcación conduzca a la racionalización de las capturas de esta pesquería y mejore la eficiencia de la industria, la cual deberá aportar mayores recursos económicos al país, de los que actualmente aporta.
Las biomasas de las diversas especies destinadas al consumo humano se han reducido, lo que ha obligado al poblador costero pescador a exacerbar sus esfuerzos sobre juveniles y a reorientarse ilegalmente hacia el recurso anchoveta, agravando aún más el desequilibrio y el estado de pobreza del sector.

El hecho es que hoy hay menos peces que antes. El hecho es que la pesca de otras especies que no sean anchoveta ha disminuido a niveles notorios, sin que medie explicación oficial. Ya no hay meros, corvinas, congrios, cabrillas, etc. como antes.
Los pescadores artesanales, que antes capturaban estas y otras especias a poca distancia de sus poblaciones hoy se han visto obligados por la necesidad, a convertirse en pescadores de altura. Pescadores de altura sin tener la preparación ni el equipamiento apropiado que se aventuran a veces hasta las 200 millas en busca de especies sustitutas a su pesquería tradicional, como el perico. El cual se empieza a capturar aun cuando su talla es pequeña. No hay control al respecto.

Los buzos artesanales vienen sufriendo cada vez mas accidentes y aumenta su índice de mortalidad porque se ven obligados a sumergirse cada vez mas profundo sin tener equipamiento ni soporte apropiado.

La verdad es que los volúmenes que antes existían de otras especies ya no son los mismos. Ya no es rentable pretender vivir de su captura.

Este es el escenario de vida del poblador costero. Una ilusión de pesca de anchoveta que no les genera empleo mas allá de 50 días al año, forzándolos a convertirse en supervivientes laborando en cualquier empleo temporal. Pérdidas más frecuentes de embarcaciones porque los escasos días de pesca restan práctica y destreza a los patrones.

La discusión sobre las 5 millas esta fuera de lugar. Si se aplicase la ley en todo su rigor, este tema no debería ser objeto de comentario ni de reclamo. Sencillamente la flota industrial no debe pescar dentro de las 5 millas. Perdemos de vista, que: Una embarcación cerquera de 200 TM posee una red con una altura de aproximadamente 50 brazas, o sea alrededor de 90 metros. Una embarcación mayor tendrá una red de mayor altura. Esto significa que al tender el cerco, este cae 90 metros hacia el fondo. Mas allá del termino 5 millas, deberíamos analizar que independientemente de la distancia hasta la costa, si la batimetría de la zona indica que el fondo marino esta a 50 brazas o a una profundidad igual o un poco menor que la altura de la red, esta tocara el fondo impactando sobre el bentos de la zona. Por tanto el impacto será bastante similar al que produce la red de arrastre de fondo.

Además del impacto que causa la extracción de anchoveta sobre el resto de especies, la flota de cerco también podría estar causando impacto sobre los fondos marinos, dado que no hay regulaciones que controlen la captura en relación no solo con la distancia hacia la costa, sino con la profundidad y la altura de la red. Esto debiera regularse para mitigar los daños al fondo marino y evitar la destrucción del bentos.

DESARROLLO DEL SECTOR PESQUERO

El desarrollo del sector pesquero peruano esta asociado a la disponibilidad de los recursos pesqueros, niveles de captura, la producción y la exportación así como a la evolución de los eventos El Niño.
La política del sector pesquero debe consolidar a la actividad pesquera como uno de los principales elementos de la economía nacional y de la alimentación, privilegiando el mercado interno antes que el externo.
En este sentido, debe priorizar la reducción del esfuerzo pesquero en tanto no se disponga de investigación científica que permita aplicar un enfoque ecosistémico. No se debería incorporar nuevas pesquerías al sistema; se debería incrementar el consumo interno de pescado por habitante; modernizar la actividad artesanal y elevar la calidad de vida de los pescadores; impulsar la acuicultura; y, fortalecer la gestión institucional.
La investigación científica y tecnológica está a cargo del Instituto del Mar del Perú y el Instituto Tecnológico Pesquero, respectivamente. El primero se encarga de las investigaciones científicas de los recursos vivos del mar y de las aguas continentales, de los factores ecológicos, la oceanografía y limnología y de la calidad del ambiente acuático. Su principal labor se desarrolla en función a proporcionar las bases científicas para la administración de los recursos pesqueros.
Por su parte el Instituto Tecnológico, realiza investigaciones relacionadas con la transformación y conservación de los recursos hidrobiológicos.
El Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana –IIAP- cuya función, relacionada con la actividad pesquera, es realizar investigaciones científicas que permitan el desarrollo de esta región del país.
Los recursos económicos destinados a la investigación son insuficientes. La recaudación tributaria y por derechos de pesca debe ajustarse a las necesidades reales de la investigación.

ESTRATEGIA DE DESARROLLO

Formular un Reglamento de Ordenamiento Pesquero de la anchoveta que no existe a la fecha. Investigar las principales pesquerías, determinar sus límites máximos de extracción anual y dotarlas de un Reglamento de Ordenamiento.
Las embarcaciones que se retiren del negocio de extracción para CHI deberían ver la posibilidad de reconvertirse para destinar su extracción al CHD mediante el insulado de sus bodegas, empleo de cajas con hielo, articularse en cadenas productivas, darle valor agregado a sus capturas congelando o salando las mismas alcanzando un justiprecio por un producto de calidad y abriendo el mercado interno a fin de crear un nuevo nicho que sea atractivo, rentable, que genere empleo y que contribuya a la alimentación nacional reduciendo los índices de desnutrición.

Aplicar el enfoque ecosistémico:
- La capacidad de predicción del comportamiento de los ecosistemas es limitada: Incertidumbre e indeterminación deben conducir a adoptar el enfoque precautorio.
- Los ecosistemas tienen umbrales y límites que, cuando se sobrepasan, pueden implicar reestructuraciones del sistema.
- Una vez los umbrales y límites se sobrepasan, los cambios son irreversibles.
- Los componentes de los ecosistemas están interrelacionados.
- Los ecosistemas cambian con el tiempo por factores naturales y antropogénicos.
- Permitir la actividad pesquera sólo si es razonable esperar que no genere impactos inaceptables.

Aplicar el principio de precaución:
- Seleccionar estrategias que reduzcan el riesgo.
- Promover la participación, justicia e igualdad de todos los usuarios en la gestión.
- Desarrollar un modelo conceptual de la red trófica.
- Describir las necesidades de hábitat de diferentes fases vitales para todos los componentes significativos de la red trófica.
- Calcular extracciones totales (incluyendo mortalidad incidental) y su relación con la biomasa, producción, captura óptima, mortalidad natural y estructura trófica.
- Caracterizar la incertidumbre y sistemas de control en la conservación y gestión.
- Desarrollar índices de la salud del ecosistema como objetivos de la gestión.
- Describir los datos disponibles de monitorizaciones a largo plazo.
- Evaluar los elementos ecológicos, humanos e institucionales del ecosistema que afectan más significativamente a las pesquerías y no pueden ser gestionados.

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