La gestión pesquera

Se espera que, antes de entrar en propuestas promocionales de la pesquería se realice un estudio que permita determinar cuáles serían las especies objetivo, cuál el volumen de su biomasa, cuáles serían los períodos de vedas reproductivas, cuál sería el efecto ecosistémico de su explotación, para llegar a determinar una tasa anual de captura por especie. De esta información se deriva la capacidad de bodega que debería tener una flota con intención de incursionar en la actividad extractiva, la cuota anual de extracción, las cuotas individuales a asignar y los períodos de pesca. Solo entonces podríamos pretender introducir mayor esfuerzo pesquero sobre el ecosistema marino de Humboldt.

2 de agosto de 2006

Desnutricion, educacion, pesca y politica

Los especialistas del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), luego de analizar la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (Endes) correspondiente al período 2004-2005, han concluido que:
Por zonas geográficas, el área más vulnerable es la Sierra en donde el 37.1 por ciento de los niños presenta desnutrición crónica; en la Selva este grupo involucra al 23.4 por ciento de la población infantil; en tanto que en la Costa (excluyendo la capital) representa el 15.1 por ciento de los menores de 5 años.


En Lima Metropolitana este índice llega a 6 por ciento.

Los segmentos de edad más expuestos a la desnutrición crónica se encuentran durante el tercer y cuarto año de vida (de los 36 a los 59 meses); pues alrededor del 30 por ciento de cada grupo se encuentra afectado. Los niños con menos de seis meses de vida son los menos afectados (4.4 por ciento), en tanto que a partir de los 10 meses los porcentajes de desnutrición crónica van en aumento.

Estas cifras exponen al país que nuestra niñez tiene un alto índice de desnutrición, especialmente el segmento entre los 3 y 4 años. Precisamente la edad en la cual el niño está en pleno proceso de crecimiento y en la etapa previa a empezar a recibir educación.

Cualquier intento de educar a niños desnutridos tendrá resultados poco satisfactorios. Cualquier mejora en los sistemas educativos tropezará con el problema de un alumno disminuido en sus posibilidades de aprendizaje por efecto de una mala alimentación.

El futuro del país descansa en las próximas generaciones, que deben traer una nueva mentalidad, un nuevo espíritu y nuevos aires a la Nación. Este futuro se ve comprometido por la pobre calidad de la educación y de la alimentación.

Si es posible pensar en un futuro, se tiene que pensar en serio, sin egoísmos, sin intereses personales, en la educación y en la alimentación de nuestra población, en especial de nuestra niñez, desde ahora.
La mejor alternativa para dar inicio a una política alimentaria eficiente, integral y coherente es utilizar nuestros recursos pesqueros disponibles.

Dentro de ellos destacan la anchoveta, el jurel, la caballa y la pota.

El próximo gobierno deberá conservar las acciones emprendidas por la actual administración en materia de promoción e incentivo del consumo de dichos recursos. Deberá ser más audaz y agresivo en la implementación de nuevas medidas que estimulen de inmediato al sector privado a realizar inversiones orientadas al procesamiento y comercialización de estas especies hacia nuestro mercado interno.

La nueva administración pesquera deberá asumir la responsabilidad histórica de diseñar una política de largo plazo que privilegie y priorice la alimentación nacional. Al mismo tiempo deberá poner el sector en orden de una vez por todas mediante medidas efectivas como:

Convertir al Imarpe en un organismo autónomo; reducir el esfuerzo pesquero sobre la anchoveta; redefinir las tasas anuales de captura para la anchoveta, pero con criterio ecosistémico y sin dejar de lado a los otros recursos.

Definir un sistema de cuotas individuales de pesca; detener la construcción de embarcaciones ilegalmente destinadas a la anchoveta; aplicar normas rígidas de control sanitario de los productos hidrobiológicos que se comercializan en el país.

Reformar el sistema tributario que viene permitiendo que el sector cause impactos sobre el medio ambiente y el ecosistema marino sin compensar adecuadamente a la Nación.

La nueva administración asumirá un reto ante el país y la historia. El reto de poner orden en el sistema desalentando la existencia de lobbies, de privilegios, de paraísos fiscales, y restableciendo el principio de autoridad.

La nueva administración no debería provenir del empresariado ni de los gremios del sector a fin de garantizar que no haya conflictos de intereses. Deberá ser un equipo de técnicos probos, íntegros, honestos y decididos a poner las cosas en orden y con el carácter suficiente para no someterse a presiones ni ceder a tentaciones.

Este equipo deberá contar con el más firme apoyo de la Presidencia de la República para lograr sus objetivos.
El partido ganador de la segunda vuelta tiene en sus manos una oportunidad extraordinaria para sentar las bases de un programa que asegure alimentación y educación, únicas garantías de que las próximas generaciones de peruanos aseguren la construcción de un nuevo Perú.

Si queremos que las elecciones del 2011 y subsiguientes dejen de ser gritos de protesta contra el sistema y se conviertan en elecciones de continuidad de políticas altamente eficientes, las cuales solo cambiarán de estilo y de matiz, es vital que el gobierno a instalarse este 28 de julio comprenda que ya no hay más espacio para corrupción, incompetencia, componendas ni experimentos. Si este nuevo gobierno no instaura una era de racionalidad, honestidad, eficiencia, y no prioriza la alimentación y educación, lo más probable es que nuestra democracia esté condenada.

Continuar estimulando un esquema que alaba la exportación de nuestra proteína de origen hidrobiológico, en detrimento de crear un esquema que balancee la exportación y la atención del mercado nacional, solamente incrementa la deuda que el Estado tiene con la Nación, y conduce a su población al rechazo de tal sistema.
Continuar sosteniendo las necesidades de alimentos de otros países, desdeñando el sufrimiento y el hambre de nuestra población, así como minando las posibilidades de su crecimiento, solamente hace crecer la brecha entre el ciudadano común y el Estado.

Ese ciudadano, que es quien soporta a ese Estado, está siendo conducido por la fuerza, al rechazo de un sistema que diluye sus esfuerzos en palabras, en negociaciones, en componendas y en demagogia, sin tomar acciones decisivas y trascendentes en beneficio de necesidades simples como son alimentación y educación.
Si la nueva administración pesquera no es capaz de diseñar una nueva política de largo plazo, integral y coherente para la pesquería peruana, que priorice la alimentación nacional racionalizando eficientemente las capturas, lo más probable es que para el 2011 no tengamos pesquería que manejar, por lo menos no como la conocemos ahora.

La anchoveta requiere de la toma de decisiones realistas hoy, por más duras que fuesen para algunos. No hay más tiempo para demagogia, ni para trucos legales para seguir haciendo lo que ya no se puede seguir haciendo más, y esto es pescar más allá de lo que la naturaleza permite para el mantenimiento y sostenimiento de todo el ecosistema.

La realidad es una sola y se impone por sí misma. Es totalmente ajena a presiones políticas, económicas, o a intrigas, y componendas o negociaciones.

O entendemos eso o la propia naturaleza se encargará de poner las cosas en orden.

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