El Recurso presentado está fundamentado en criterios técnicos científicos y legales: “Los investigadores y especialistas coinciden, por unanimidad, en la destrucción que ocasiona la pesca de red de arrastre en la biodiversidad marina: arrasa con el fondo marino, así como con los recursos vivos y no vivos que alberga, reduciendo las fuentes de alimento de muchas especies. Remueve gran cantidad de sedimentos, alterando la estructura y el equilibrio de los ecosistemas y comprometiendo gravemente su capacidad de regeneración”, declaró Erick Ross, Vocero del Frente por Nuestros Mares.
En el Amparo las organizaciones solicitan a la Sala IV ordenar al Incopesca prohibir en toda embarcación pesquera la utilización de redes de arrastre y que no se otorguen ni renueven las licencias para este tipo de pesca en el futuro, hasta tanto esa entidad cuente con: datos suficientes que demuestren la sostenibilidad del recurso, el control efectivo de la actividad.
"Estudios científicos –nacionales y extranjeros- demuestran que la pesca de camarón por medio de redes de arrastre es una actividad perjudicial que podría ocasionar un daño ambiental de difícil o imposible reparación: reporta elevados porcentajes de captura incidental –es decir que captura especies que no son su objetivo de pesca- lo que atenta contra la sostenibilidad de los recursos hidrobiológicos y la seguridad alimentaria del país”, señaló Randall Arauz, del Frente por Nuestros Mares.
La utilización de este arte de pesca en Costa Rica es la causa más importante de que, según investigaciones recientes, el camarón esté dentro de las especies más sobreexplotadas del país.
La captura de camarón ha disminuido y los pescadores con redes de arrastre están redireccionando su pesca hacia especies y zonas de pesca de las que dependen otros sectores pesqueros, especialmente los artesanales que son la mayoría de pescadores en el país.
Además, tortugas, pargos, corvinas, langostas, cabrillas, congrios, corales y todo lo que se tope a su paso son parte de la fauna de acompañamiento (Faca), la cual es devuelta sin vida al mar, tirada por la borda.
Algunas de estas especies son de valor comercial; por lo tanto, al daño ambiental debe sumarse el perjuicio económico y social que se ocasiona a los pescadores artesanales que tienen esas especies como su objetivo de pesca.
En 2004, se estimó que en Costa Rica, por cada kilogramo de camarón se sacrificó 7,5 kilos de FACA. Esto significa que 4180 toneladas métricas de fauna de acompañamiento, equivalentes a 40 millones de filetes o a 30 ballenas azules fueron arrojadas al mar.
El estudio Los recursos de aguas profundas del Pacífico de Costa Rica: monitoreo 2009-2011, informe técnico (2011), del Centro de Investigaciones en Ciencias del Mar y Limnología (CIMAR) de la Universidad de Costa Rica, reporta que en 2009-2011 los porcentajes de FACA en el arrastre de profundidad ascendieron drásticamente, pues oscilaban entre el 91,7% y 99,9% de la captura que trajeron a puerto los barcos camaroneros; esos datos no incluyen la FACA desechada en el mar, por lo que el porcentaje de camarón capturado podría ser menor.
“Como los descartes se componen mayormente de peces juveniles podemos deducir que el arte de pesca utilizado por las embarcaciones camaroneras compromete seriamente la disponibilidad del recurso marino y el desarrollo económico de las comunidades costeras, además de la seguridad alimentaria de todos los costarricenses”, agregó José Luis Rodríguez, del Frente por Nuestros Mares.
Incumplimiento de la ley
El Frente de organizaciones no gubernamentales plantea a la Sala Constitucional que el otorgamiento de licencias de arrastre de camarón que hace el Incopesca quebranta el ordenamiento jurídico costarricense, incumple los compromisos adquiridos por nuestro país en tratados o convenios internacionales y violenta el artículo 50 de la Constitución Política. Estos actos administrativos se están produciendo sin cumplir las disposiciones y principios de sostenibilidad ambiental que establecen la Ley de Pesca y Acuicultura, la Ley de Biodiversidad y la Ley Orgánica del Ambiente, entre otras.
Adicionalmente la Procuraduría General de la República, la Defensoría de los Habitantes de la República, los Ministerios de Ambiente, Energía y Telecomunicaciones y el de Seguridad Pública (a través del Servicio Nacional de Guardacostas) han manifestado, a través de diversos pronunciamientos, informes y oficios, la gravedad de los impactos de la actividad de pesca de camarón con redes de arrastre.
“La técnica de arrastre destruye el fondo marino, contamina el agua con exceso de sedimentos, y extrae prácticamente la totalidad de todas las especies de flora y fauna a su paso; violentando el derecho constitucional a un ambiente sano y ecológicamente equilibrado, y con ello pone en peligro el alimento de las presentes y futuras generaciones”, concluyó Viviana Gutiérrez, del Frente por Nuestros Mares.
El Frente por nuestros mares (FPNM) es un grupo de organizaciones de la sociedad civil que trabaja por mejorar la administración marina mediante una serie de planteamientos legales, científicos, políticos y de movimiento civil que lleve a un mejor manejo de los recursos marinos. Promueve la reforma del Incopesca para que responda a los objetivos para los que fue creado el instituto: el interés público y el uso sostenible de los recursos pesqueros.
COMENTARIO:
Nótese la existencia de Un Frente que agrupa a organizaciones de la sociedad civil que está interesada en la defensa de sus recursos pesqueros. Es un ejemplo que Perú debiera imitar.
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