La gestión pesquera

Se espera que, antes de entrar en propuestas promocionales de la pesquería se realice un estudio que permita determinar cuáles serían las especies objetivo, cuál el volumen de su biomasa, cuáles serían los períodos de vedas reproductivas, cuál sería el efecto ecosistémico de su explotación, para llegar a determinar una tasa anual de captura por especie. De esta información se deriva la capacidad de bodega que debería tener una flota con intención de incursionar en la actividad extractiva, la cuota anual de extracción, las cuotas individuales a asignar y los períodos de pesca. Solo entonces podríamos pretender introducir mayor esfuerzo pesquero sobre el ecosistema marino de Humboldt.

8 de mayo de 2012

LA TURBA Y LA CIENCIA: EDITORIAL DEL DIARIO CORREO


"La turba y la ciencia"

Confieso que la primera vez que probé merluza fue en España. Tampoco eso no tiene mucho de extraño: allá es un pescado muy cotizado, mientras que aquí es casi desconocido en nuestra mesas, con el atenuante de que la variedad europea que consumen allá es de carne más noble. Sin embargo, España ha vaciado sus caladeros tradicionales (el Cantábrico es especial) y por eso por allá se puso de moda importar merluza desde Perú y Argentina. En este segundo país la sobrepesca ha sido brutal y se calcula que la biomasa de este ejemplar ha disminuido allá en 80%, con riesgo de colapso.

Me preocupa que algo así suceda aquí, más aún después de leer la entrevista a la exviceministra Majluf. Ya nuestro mar ha visto desaparecer especies que antes abundaban, como la sardina y la macha, veo a la población de aves costeras ostensiblemente menor de las bandadas gigantes que veía en mi infancia, tal como esas inmensas colonias de muy-muys que nuestras manos encontraban antaño con tan solo rasgar la arena de las orillas limeñas y que ahora apenas se ven. Y basta recordar cómo entre El Niño de comienzos de los 70 y la brutal sobrepesca ordenada por el entonces ministro velasquista de Pesquería Tantaleán (¿habrán hecho algo bien durante el velasquismo?), la anchoveta prácticamente desapareció por una década del mar peruano. No puede ser que una turba, posiblemente alimentada por empresarios codiciosos, determine cuáles son las cuotas de pesca y nos pasemos la ciencia por encima. Está bien que esto sea una "oclocracia" (concepto acuñado por Polibio para definir a "la tiranía de las mayorías incultas y al uso indebido de su fuerza para obligar a los gobernantes a adoptar decisiones desafortunadas") más que una democracia (por eso el "electorado" elige como elige y el 25% decide su voto en... la cola), pero por lo menos tengamos un poco menos de descaro. Y los ecologistas, las ONG, los caviares y los rojos deberían ocuparse mucho más de este caso, que puede afectar tanto al ecosistema marítimo con respecto a una especie, que de esos cuatro charcos mineralizados y que están ubicados en un páramo agreste y remoto como Conga. Pero así somos de imbéciles en nuestro país. Al cura Arana habría que darle merluza y luego hacerle tomar agua mineralizada de esas lagunas para que su ideologizada cabecita note la diferencia (eso no lo intentaría con Gregorio Santos y Wilfredo. Esos sí no tienen capacidades cognoscitivas. ¡Ni frecuentando al genio Quintanilla mejorarían!).

- Este gobierno en medio de todo está con suerte: el precio del pollo, el rey de la mesa peruana, está por los suelos y en algunos sitios anda por los S/.5.50. El escritor chileno Jorge Edwards recordaba en su estupendo libro Persona Non Grata (nadie ha retratado mejor a la dictadura castrista y a su megalómano líder) que un tendero español le justificaba al franquismo en los años 60 con la frase "con Franco se come pollo todos los días", tal vez por el recuerdo de la descomunal hambruna que casi asoló por una década a la península tras la guerra civil. Y además también hay jurel. Sospecho que esto pesa más en la alta aceptación que Humala tiene en las encuestas que otros factores. Aquí no se metan con el pollo.

Aldo Mariátegui:

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